Ryanair o la antipoética



Puede que ustedes no lo vean, pero en algún lugar de esta imagen hay o hubo un avión. Si no, ya me dirán qué pinta ahí esa escalera. Los más religiosos intuirán una señal de Jacob. Los fanáticos del manga recordarán aquella torre infinita gobernada por un gato blanco, maestro de las artes marciales, que Son Goku, todavía niño, ascendía con ahínco. Los cinéfilos, por su parte, quizá perciban un homenaje a Grease, cuando Frenchy, la pagafantas de las pink ladies, intuye el paraíso a deshoras en una hamburguesería. Quizá solo se trate de un espejismo de la Escalera celeste que el artista alemán Hannsjörg Voth dejó plantada en mitad del desierto de Marruecos, o una reinterpretación posvanguardista del esqueleto de la Cartuja de Escaladei en el Priorat, Tarragona. 

A lo mejor, simplemente, hemos llegado tarde. Los hay que se pasan la vida perdiendo vuelos. A lo peor, lo más probable, nos han cancelado el viaje vía móvil que, además de servir para hacer fotos chorras y ver series con personajes reducidos a escala liliputiense, sirve también para difundir malas noticias. De ser así, la imagen en cuestión podría convertirse en el último grito en pasatiempos, una especie de ¿Dónde está Wally? pero en versión alada, diseñado para la ocasión por Ryanair con tal de entretener a los más de cincuenta mil clientes que va a dejar en tierra, envueltos, a partir de ahora, en un descanso de ventanilla, burocracia y metacrilato (1). Y lo que queda, La Vanguardia publica: "El infernal calendario de huelgas que amenaza los viajes estas vacaciones"(2). Y un desencanto, como de palo selfie sin destino, cunde por las maletas y los tobillos que llevaban once meses esperando para despendolarse.

Pero volvamos a la imagen. Si hace unas décadas, David Copperfield, un ilusionista con nombre de novela por entregas, ex novio de Claudia Schiffer, hacía desaparecer objetos más contundentes, tipo Estatua de la Libertad, por qué no iba ahora a poder el Mago Pop, su versión dos punto cero, esconder un Boeing. Con la teoría del truco abierta, solo es cuestión de maña. Y una pizca de fe. Pirandello ya estaría conversando con los pasajeros. Habría anotado, incluso, la matrícula del pájaro y nos contaría que se dirige a Bangkok, que suena muy exótico. O a Punta Cana, más casero. Por recomendación o envidia. Desde luego por rivalidad de oficina. El hombre y la mujer, la pareja vacacional, es presa fácil del chollo y de la web de viajes. Y en lo que dura el vuelo, entre pasillos low cost, puede que lean, leerán seguro, aquí narramos nosotros, a Nicanor Parra y su hombre imaginario que "todas las tardes, tardes imaginarias, sube escaleras imaginarias...". 


(1) https://elpais.com/economia/2018/07/18/actualidad/1531926733_224058.html?rel=lom
(2) https://www.lavanguardia.com/economia/20180719/45955585142/huelgas-verano-ryanair-iberia-aena-vuelos.html

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