El club de los poetas muertos

¿Cuántos libros hacen falta para empapelar por completo el mercado literario? Con la burbuja editorial por las nubes, los grandes autores, las plumas eternas, reclaman su protagonismo en la escena diaria




"Mis recuerdos probablemente los haya leído por ahí, pero creo en ellos y los vivo como si fueran realmente míos"(1). Así introducía hace unos días Carlos Arribas su previa del Tour de Francia, ese universo mítico de cumbres calvas, héroes caídos y siestas con cadencia de pedal, ahora que las llanuras imponen su ley de vida en las primeras etapas: "Un tipo contra el mundo, al que el mundo deja ir dándole esperanza, y el mundo absorbe a punto de llegar a meta", descifra Manuel Jabois (2)

En El mordisco del tiburón, Montero Glez reseña que desde que Steven Spielberg rodó la famosa película no hay verano en el que la sombra del escualo no aceche (3). Basada en el relato del periodista Peter Benchley, que a su vez se inspiró en un episodio real: los ataques de tiburones ocurridos en las costas de New Jersey en 1916, la cinta, con marcha de escabechina compuesta por John Williams, ha calado hondo en el imaginario bañista. En su columna en El Cultural, Agustín Fernández Mallo avisa: "Odio las piscinas porque tarde o temprano en ellas ocurre algo que es mejor olvidar". Y recoge la anécdota del escritor James Graham Ballard, cuya obra literaria oscila desde la impresión que le produjo, siendo niño en Shanghái, "ver una piscina vacía en una casa abandonada"(4). En Casa abierta, un viaje de vuelta a las segundas residencias estivales, Manuel Vicent sentencia: "Solo envejecemos en los espejos y en los rostros de las personas que amamos"(5). El poeta Pierre Minet, otrora enemigo acérrimo de "la vida cotidiana" en el París de los años treinta, escribe avergonzado y vencido, apenas dos décadas más tarde, su potente y furiosa La derrota, un recuerdo de aquellos días radicales de juventud extrema, según narra desde su Café Perec Enrique Vila-Matas (6)A buen seguro, Eduardo Galeano levantaría acta en alguna de sus microscópicas libretas. Lo anotaba todo. También las frases de su nieta Lila: "Yo siempre quiero estar donde no estoy"; un cuarto de línea escaso para definir desde la inocencia más certera "el gran problema existencial del hombre moderno", tal y como recalca Jorge Fernández Díaz en el capítulo que le dedica al poeta uruguayo en Te amaré locamente, un libro de apuntes de cuando todavía teníamos "tiempo para perder el tiempo (7)


De la niñez nadie sale indemne. La infancia, a pesar de los programas de desentoxicación adulta, nunca se deja del todo. Se oxida, pero no se deja. Aguarda en la retaguardia como algunas novelas que nos esperan

De la niñez nadie sale indemne. La infancia, a pesar de los programas de desentoxicación adulta, nunca se deja del todo. Se oxida, pero no se deja. Aguarda en la retaguardia como "algunas novelas que nos esperan. Esperan a que encontremos el grado necesario de madurez, o a que encontremos un periodo sostenido de sosiego..."; asegura Antonio Muñoz Molina (8), mientras la viuda de José Saramago desempolva el cuaderno de Lanzarote que el portugués escribió en 1998, el año en que por fin recibió el Nobel (9)

"Hasta un 40% de los 225 millones de libros editados en España se devuelve", titula El País como un anuncio para relanzar una nueva secuela del cementerio de los libros olvidados de Carlos Ruiz Zafón (10). Novelas apiñadas como polígonos olvidados después de la burbuja, a la espera de ser triturados o carcomidos por el moho en mitad de un banquete de lepismas. El dato coincide con la visita del president de la Generalitat a la Moncloa. De la mediática reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra, los analistas destacan un símbolo por encima del resto: el paseo de los dos mandatarios por los jardines hasta alcanzar la fuente donde Antonio Machado le confesaba su amor furtivo a la poetisa Pilar de Valderrama (11)

A cuatro días mal contados para la celebración del centenario del nacimiento de Ingmar Bergman, una de las frases de sus memorias retumba más que nunca: "Aquí se rompe el silencio. La conversación puede comenzar".



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