El atlas de las nubes

Los tropecientos avances tecnológicos que se presentan a diario copan una buena parte de los titulares, relegando a un segundo plano otros aspectos relevantes de la actualidad





Mientras sus señorías del Congreso y del Senado se toman a pitorreo la elección del presidente de radiotelevisión española y proponen a figuras de la talla de David Bisbal o Jiménez Losantos, por no hablar del voto a Lauren Postigo (1), puede que su móvil, aprovechando la coyuntura chirigotera, esté enviándole fotos indecorosas a su suegro. Al parecer, un problema en varios modelos de Samsung, según informaba The Guardian, habría provocado un envío masivo de imágenes personales a contactos aleatorios (2), nada preocupante si uno tiene su telefóno limpio de polvo y paja, algo cada vez más infrecuente si tenemos en cuenta que "en menos de 48 horas creamos más información que la producida en toda la historia de la humanidad hasta el año 2003"(3)

Con tal de favorecer el autoabastecimiento, con la Wikipedia cerrada en protesta por la reforma europea de la ley de derechos de autor (4), un hotel mexicano, emplazado en la fotogénica playa del Carmen, ofrece un servicio de mayordomo de Instagram (5). No es lo mismo una postal mal tomada, palo selfie tembloroso en mano, a la caza del ángulo exacto del cabezacono, que un retrato bucólico, con toda clase de filtros en marcha, para lograr, al fin y al cabo es de lo único de lo que se trata, que las vacaciones ocasionen la mayor tirria posible entre su vecindario electrónico. 


No es lo mismo una postal mal tomada, palo selfie tembloroso en mano, a la caza del ángulo exacto del cabezacono, que un retrato bucólico, con toda clase de filtros en marcha, para lograr, al fin y al cabo es de lo único de lo que se trata, que las vacaciones ocasionen la mayor tirria posible entre su vecindario electrónico

Aunque si lo suyo es más bien la gastronomía y se pirra por sentarse a la mesa de los restaurantes con estrella Michelin, tal vez prefieran darse un garbeo por las más de mil quinientas tabernas que aconseja La enciclopedia de bares y restaurantes de ficción, obra monumental de Óscar Alarcia (6). Del bar de Cheers al de Moe, pasando por el de los Serrano o el Chiringuito de Pepe, sin olvidarse del mítico CoyoteUna propuesta más que añadir a la Guía de Lugares imaginarios, el tour idóneo para el hombre invisible, ahora que científicos de Canadá, liderados por el español José Azaña, están a punto de hacer realidad el sueño de H.G.Wells de hacer desaparecer objetos como por arte de magia (7).

El avance coincide con la nueva ley sueca sobre el consentimiento sexual que "considera como violación cualquier acto sexual sin acuerdo explícito"(8)en un país, el escandinavo, donde más de tres mil personas ya cuentan con un chip subcutáneo (9)Para agilizar la burocracia preliminar, diversas apps permiten verificar la aprobación del encuentro mediante un contrato sellado de antemano. En la misma línea, para donjuanes digitales, se presenta en público Samantha, la muñeca sexual inteligente que se "niega a tener sexo" si no es con amor, ideada por el experto en nanotecnología Sergi Santos, que sale al módico precio de poco mas de cuatro mil euros la unidad (10).

Y toda esta previa tecnológica, todo este andarse por las ramas, para llegar, finalmente, al meollo informativo, al tuétano mismo de la noticia agridulce de lo que llevamos del mes de julio: "Encuentran vivos a los doce niños y su entrenador perdidos en una cueva de Tailandia", aunque los técnicos avisan que el rescate no será fácil y podría alargarse más de lo esperado. Ni toda la inteligencia artificial del mundo sirve, en un momento determinado, para aliviar el drama humano. La situación recuerda, por sus simetrías, a la sufrida en agosto de 2010 por unos mineros chilenos, atrapados tras un derrumbe durante más de setenta días. Aquello se convirtió en un circo mediático, similar al presentido por Billy Wilder en su Gran Carnaval, con algo de mito platónico de por medio. 

Otra tragedia, también en agosto, el hundimiento en el año 2000 del submarino nuclear ruso Kurskdejó una nota para el recuerdo mientras Putin estrenaba presidencia veraneando en Sochi, plaza donde debutó España en el Mundial. Escueta, directa, sin parafernalias, escrita por un oficial de los 118 navegantes que se tragó el mar de Barents: "13.15. Todos los tripulantes de los compartimientos sexto, séptimo y octavo pasaron al noveno. Hay 23 personas aquí. Tomamos esta decisión como consecuencia del accidente. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie. Escribo a ciegas". Las palabras fueron recuperadas por Juan José Millás en un lejano articuento, para remarcar la "turbadora exactitud" del buen texto literario, aplicable por supuesto al periodístico: "En situaciones extremas, la literatura sale a presión, como por la grieta de una tubería reventada"(11).


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