La broma infinita

Hay días que son un relajo. Jornadas enteras como la letra de una chirigota



Hay días que son un relajo. Jornadas enteras como la letra de una chirigota, en las que hasta los medios ablandan su tono más grave para publicar noticias que parecen la penúltima antología de La Codorniz. Uno las lee resabiado, a la espera de la inocentada, peripuesto por si asoma de sopetón la cámara oculta. Prudente por si se confirma el fake. Y esa pose postiza, de concursante exageradamente serio en No te rías que es peor, acaba con una sonrisa pasada de moda dentro de la boca. Un mal regusto a prueba de colutorios. 

Pasen y rían:
"Un hombre ebrio escala una montaña en los Alpes cuando intentaba llegar de madrugada a su hotel"(El País).
"Solo un 36% de los diputados ha trabajado en el sector privado" (ABC).
"Pagar por exaltar a Franco desgrava" (El Periódico).
"Un marroquí padre de nueve hijos pide el divorcio al enterarse que es estéril" (El Mundo).
Uno las lee resabiado. A la espera de la inocentada. Peripuesto por si asoma de sopetón la cámara oculta
Desmitificación de la actualidad en estado puro. Como la de César Cervera y su nuevo libro Superhéroes del imperio, un relato que ahonda en la leyenda de personajes cuyas gestas, recargadas de romanticismo, se han sobredimensionado hasta la exageración (1). Nada que ver con la crónica negra que persigue al equipo español de ciclismo en pista de los Juegos de Atlanta. Al parecer, según desvela El País, el combinado nacional, bajo consejo de Michel Ferrari, el médico italiano de Armstrong, habría administrado EPO y Hormona del Crecimiento a los ciclistas españoles (2). En la competición se lograron tres diplomas olímpicos, por lo que se antoja pertinente preguntarse si era necesario doparse para llegar tan alto. A las puertas del éxito se quedó Callum Hawkins. El atleta escocés lideraba la maratón de Southport, en Australia, cuando se desplomó. El público, atónito, hizo lo que manda el protocolo. Sacó el móvil y registró el momento. Nada de acercarse a ayudar al deportista desmayado en el suelo, no fuera a ser penalizado con la descalificación (3).

Con estos mimbres dan ganas de agarrar el petate. Coger la furgoneta y recorrer mundo, una tendencia hippie que vuelve a estar de moda bajo la etiqueta de vanlife (4). Todavía quedan islas del tesoro por explorar. Lo sabe Luka Malaschnichenko, el adolescente aficionado a la arqueología que ha descubierto en la ínsula de Rüngen, al norte de Alemania, un conjunto de piezas de origen vikingo que datan del siglo X, durante el reinado de Harald Bluetooth (5), precisamente el monarca que da nombre, por decisión de la compañía de telecomunicaciones Ericsson, a la tecnología invisible que invade nuestras vidas. 

Resulta grato que la prensa formal recupere el chiste, así los periodistas puede que tengamos otra vida profesional en el Club de la Comedia. Hoy sería capaz de tragarme incluso que la economía española carbura.



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