Nos vamos de 'vares'

La actualidad se nos ha puesto gastronómica. Aunque pudiera parecerlo, este artículo no lo patrocina MasterChef





(Se recomienda leer a ritmo de pasoboble con 'Al calor del amor en un bar', de Gabineti Caligari)


El presidente de la Generalitat, Quim Torra, apuesta por otro 1-O (el aparente cero es obra de un trampantojo. Se trata, en realidad, de una 'o' mayúscula, aunque la cita del referéndum siempre tuvo algo de resultado ajustado. Así de antemano. De victoria pírrica. De fanatismo de grada...) y España le brinda un 2-2, con la intervención divina y pausada del VAR, ese instrumento con pinta de falta ortográfica, que añade contradicción tecnológica a una afición que ya no celebra goles sin permiso del gran hermanoCoca-Cola ya anticipó, con su campaña Benditos bares, nuestra esencia de conversación tabernaria. La exconsejera de Educación, Clara Ponsatí, experta en "faroles", cierra el debate en eldiario.es, donde asegura que "hay un límite en el ridículo que yo puedo hacer por Catalunya"(1).

No se crean, a pesar de todo, que la pasión por la tasca es exclusiva. En Francia, una propuesta pide a la Unesco la declaración de Patrimonio de la Humanidad para los bistrós parisinos. Eso sí, también presentan otra solicitud, una de cal y otra de arena, para el reconocimiento de los bouquinistes, los vendedores de libros de segunda mano que acampan a orillas del Sena (2).

Mientras tanto, un spot español, Hope, de la agencia Sra. Rushmore para Cruz Rojase alza con uno de los prestigiosos Grand Prix del Festival Internacional de Creatividad de Cannes, retratando la desolación de la guerra, especialmente, la barbarie que sufren los hospitales en las zonas de conflicto. Es el séptimo galardón de España en su palmarés (3). Historia viva de la publicidad, como los anuncios que a lo largo del siglo XVIII se publicaban en los tabloides británicos denunciando la fuga de esclavos, y que ahora permiten, a un grupo de investigadores de la Universidad de Glasgow, reconstruir una parte de la ignorada existencia de aquellos hombres privados de libertad en época colonial (4)

Los caminos del pasado sí que son escrutables. Como lo demuestra el reportaje de El Viajero: La historia del mundo en un sándwich, un viaje que recorre las huellas salinas y ahumadas del pastrami, esa carne en salmuera que resume siglos de inmigración judía por el Atlántico hasta recalar en Nueva York. Uno de los míticos restaurantes que sirve el manjar, el Katz's Delicatessen, abierto desde 1888, es todo un símbolo de la cultura popular gracias al celuloide y a los célebres gemidos de Meg Ryan en su orgásmica Cuando Harry encontró a Sally (5).

En la web de El País, lo más visto del día es: ¿Por qué las tortillas de los bares son tan malas (6)? Manda huevos la jornada.


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