Artículo con afonía de cuentas infelices en homenaje a Joaquín Sabina, que calla más de lo que dice, pero dice la verdad
No sé si se llevará todavía. Hace tiempo que no lo escucho. Pero antes, cuando un feto pateaba con la furia de Van Damme la panza de su madre, se decía que iba a salir futbolista. En Rusia, por lo visto, han tomado nota. Cuarenta mil euros y hamburguesas gratis de por vida. Así de tentadora sonaba la recompensa de Burger King para mujeres que fuesen capaces de quedarse preñadas de un jugador de fútbol (1). Sí, así como lo leen. De los hombres ni pío. Discriminación de manual. Como si la pasión por el whopper fuese exclusiva del paladar femenino. El creativo de turno, algún publicista que a base de fast food se ha quedado con la mollera ultraligera, argumentaba que la campaña pretendía "garantizar el éxito de la selección soviética en las próximas generaciones".
El anuncio, ya retirado, se difundió vía redes sociales, donde cada minuto se publican 450.000 mensajes en Twitter, se cuelgan 2,5 millones de posts en Facebook y se suben más de 500 horas de vídeo a YouTube. Los datos son del documental The cleaners, que ahora se estrena en Madrid, después de su paso por Sundance. La cinta escanea el perfil opaco de los hombres de la limpieza en internet, los llamados moderadores, una especie de filtro humano de censuradores de la nube que velan por la corrección de los contenidos. Según muestra el reportaje, la mayoría son filipinos, menores de 35 años y sin experiencia en las comunicaciones, que se toman el trabajo como una auténtica cruzada, desde su óptica cristiana, "tratando de eliminar el pecado del mundo", tal y como explica en El País el director de la pieza, Moritz Reisewieck (2).
Lo sabemos mientras Ignacio Escolar, director de eldiario.es, y Raquel Ejerique, responsable de política en el digital, son investigados por un posible "delito de descubrimiento y revelación de secretos" tras destapar las presuntas irregularidades en el máster que cursó, en la Rey Juan Carlos, la expresidenta de la comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (3). Querella y chitón para domesticar el periodismo investigativo, el más incómodo de todos y por eso el más necesario, el único que aún no ha sido reducido a las cenizas del entretenimiento y que de vez en cuando se atreve, a pesar de los obstáculos, a poner en entredicho las impurezas del sistema.
De transiciones y de viajes en el tiempo por carreteras zurcidas, tiene algo que decir el Seat 124, ahora que, al igual que Mayo del 68, cumple también cincuenta años. A sus lomos, la flamante España de extrarradio, tomaba carretera y baca por estas fechas, debatiéndose, como es costumbre, en direcciones opuestas
"Realmente no me importa, ¿y a ti?", se podía leer en la espalda de la guerrera de Zara que Melania Trump lucía durante su visita a la frontera de México (4). Con la política migratoria convertida en bochorno contemporáneo, la Eurocámara ya tiene otra excusa para no entenderse: sus traductores e intérpretes están de huelga y la posibilidad de diálogo se vuelve, si cabe, más quebradiza (5).
Por cierto, de futuros apocalípticos Lavapiés estos días sabe un rato. En sus calles se rueda Terminator, enfrentando a sus vecinos entre las ventajas y los trastornos que ocasiona la ficción cuando toma las aceras, sobre todo, porque a pocos pasos, Amenábar filma el duelo de Unamuno con Millán-Astray, y las épocas se confunden en función de los portales (6).
De transiciones y de viajes en el tiempo por carreteras zurcidas, tiene algo que decir el Seat 124, ahora que, al igual que Mayo del 68, cumple también cincuenta años (7). A sus lomos, la flamante España de extrarradio, tomaba carretera y baca por estas fechas, debatiéndose, como es costumbre, en direcciones opuestas. De un lado, camino del destape playero, aquel nudismo de bikini con sello sueco, promocionado, con doble moral de hierro, por los tecnócratas del Opus. Del otro, de regreso al pueblo, para reencontrarse con el rebuzno de la boina y el milagro, entre verbenas con ancestro de grillos y chicharras.
Por cierto, de futuros apocalípticos Lavapiés estos días sabe un rato. En sus calles se rueda Terminator, enfrentando a sus vecinos entre las ventajas y los trastornos que ocasiona la ficción cuando toma las aceras, sobre todo, porque a pocos pasos, Amenábar filma el duelo de Unamuno con Millán-Astray, y las épocas se confunden en función de los portales (6).
De transiciones y de viajes en el tiempo por carreteras zurcidas, tiene algo que decir el Seat 124, ahora que, al igual que Mayo del 68, cumple también cincuenta años (7). A sus lomos, la flamante España de extrarradio, tomaba carretera y baca por estas fechas, debatiéndose, como es costumbre, en direcciones opuestas. De un lado, camino del destape playero, aquel nudismo de bikini con sello sueco, promocionado, con doble moral de hierro, por los tecnócratas del Opus. Del otro, de regreso al pueblo, para reencontrarse con el rebuzno de la boina y el milagro, entre verbenas con ancestro de grillos y chicharras.
(5) https://elpais.com/internacional/2018/06/14/mundo_global/1528966900_617759.html
(6) http://www.abc.es/espana/madrid/abci-terminator-invade-calles-lavapies-disparado-sarah-connor-201806210012_noticia.html
(7) https://motor.elpais.com/actualidad/seat-124-leyenda-espanola-50-anos/
(6) http://www.abc.es/espana/madrid/abci-terminator-invade-calles-lavapies-disparado-sarah-connor-201806210012_noticia.html
(7) https://motor.elpais.com/actualidad/seat-124-leyenda-espanola-50-anos/
No hay comentarios:
Publicar un comentario