El hombre sin atributos

Alguien debería advertir, para ahorrarnos nuevos sobresaltos, que en LinkedIn, como en cualquier otra timba digital, se lleva el farol y que todo currículum tiende, por lo general, al realismo mágico




Vaya por Dios, otro supuesto máster de quitaipón en la política española. A este paso no va a quedar quien cuelgue un diploma en La Moncloa. La prensa entera se remasteriza a costa de la Ministra de Sanidad, Carmen Montón, envuelta en otro lío de títulos que llevan el sello de la Rey Juan Carlos (1)Alguien debería advertir, para ahorrarnos nuevos sobresaltos, que en LinkedIn, como en cualquier otra timba digital, se lleva el farol y que todo currículum tiende, por lo general, al realismo mágico. 

Se cumplen ahora setenta años, Gabriel García Márquez apenas contaba entonces con 21, del momento justo en que el Nobel colombiano decidió dedicarse al periodismo. Sin trabajo y a regañadientes comenzó su periplo en el Universal, convirtiendo las páginas de aquel oficio de plumilla en su particular laboratorio (2). Otro grande del periodismo literario, Emmanuel Carrère, reconoce que se comporta como un lector voraz de los medios, "porque algunas de las mejores historias de la vida están en un papel de vocación caducifolia", tal y como describe Antonio Lucas (3).

Con las fronteras de la realidad difusas por una niebla de ficción impresa, Martín Caparrós nos introduce de lleno en el pujante universo de los set-jetters, viajeros que peregrinan en busca de los lugares donde se han rodado sus ficciones favoritas. El concepto fue acuñado en su día, hace más de diez años, por la ex columnista del New York Post, Gretchen Kelly, alterando el orden del anterior vocablo: jet-set, que servía para definir a los privilegiados que podían permitirse el lujo de volar (4). Precisamente, en su libro El cine o el hombre imaginario, el cineasta Edgar Morin comparaba el avión y el cinematógrafo como dos de los inventos que mejor definieron el siglo XX, "las dos grandes conquistas que ampliaron el sentido mismo de la realidad", según recuerda en su columna Luis Martínez. "Los únicos espacios, debidamente reglados", donde era posible "separarse de la pesadez del suelo para distanciarse de los hechos"(5).

Artilugios válidos, como lo son a día de hoy la aplicación y el streaming, o la titulitis aguda, con tal de esquivar, llegado el momento oportuno, la fecha y la hora exactas, una esquela como la del químico Emilio Miró, toda una lección de sencillez publicada en La Vanguardia el pasado mes de febrero y viralizada ahora gracias al Twitter del redactor de Salvados Oriol Querol. En la necrológica, sin atributos, se leía: "He dejado este mundo sin haber aportado nada de interés"(6).


(1) https://www.eldiario.es/sociedad/Sanidad-Rey-Juan-Carlos-irregularidades_0_812619036.html
(2) https://elpais.com/cultura/2018/09/09/actualidad/1536499474_775212.html
(3) http://www.elmundo.es/cronica/2018/09/09/5b93b533e2704e528f8b45ce.html
(4) https://elpais.com/elpais/2018/09/07/eps/1536318529_215763.html
(5) http://www.elmundo.es/papel/firmas/2018/09/08/5b940a9122601d35608b4620.html
(6) https://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20180909/451713930821/una-esquela-con-sorpresa-final.html

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