De magdalenas, naufragios, relojes y discos (En busca del tiempo perdido)

Hay que ver lo que son las modas mediáticas. Antes bastaba con acudir al quiosco una vez al día. Ahora hay que consultar el móvil un mínimo de siete veces por minuto para estar a la última en tertulias. La receta no tiene secretos: opinión infundada y decibelio. Hay que tomar partido. Notarán que el concepto, esférico, vale lo mismo para el estadio que para el senado




Las campanadas canarias de Noche Vieja, reclamo televisivo para rezagados, están en peligro. Menos del uno por ciento de los europeos ha decidido, por aplastante mayoría, a través de una consulta digital, la más participativa hasta la fecha, no volver a cambiar la hora. Al debate recurrente de los husos horarios le sobran haches, esa letra que es una trampa infantil en mitad de un dictado, siempre tan ambigua, capaz de enredar una conversación con su mutismo. La intención, a partir de 2020, es la de sincronizar agujas y ahorrarnos, de paso, ese jet lag de andar por casa que el comité de sabios en el dios Chronos desaconseja.

Con semejante metrónomo, la prensa entera se ha despertado con relojes. El verano de 2018 ya es una estación sin trenes. Hay que ver lo que son las modas mediáticas. Antes bastaba con acudir al quiosco una vez al día. Ahora hay que consultar el móvil un mínimo de siete veces por minuto para estar a la última en tertulias. La receta no tiene secretos: opinión infundada y decibelio. Hay que tomar partido (notarán que el concepto, esférico, vale lo mismo para el estadio que para el senado), cuanto más mejor. En este entretiempo se lleva la chaqueta acolchada y la bipolaridad extrema. Las pantallas marcan la pauta. "Concursar en un reality show es más rentable que graduarse en Oxford", titula El Mundo (1). Lucir palmito devaluado en una isla que sustituye los cocoteros por las cámaras es una apuesta segura, lo que explicaría el apogeo de los vídeos al estilo Robinson Crusoe que arrasan en la red (2), mientras Librotea crea una lista con los náufragos más famosos de la literatura (3), un guiño, quizá, a Pedro Serrano, el capitán que se vio sorprendido por un temporal a principios del siglo XVI durante una expedición por el Caribe, dando con sus huesos en un cayo desierto, junto a otro superviviente llamado Viernes, y cuya historia, escuchada por las calles de Cádiz, habría inspirado al mismísimo Daniel Defoe para escribir su célebre novela Robinson Crusoe (4)

Ni la mística se salva de las nuevas tecnologías. El monasterio de Heiligenkreuz, cerca de Viena, el más antiguo del mundo, cuenta en la actualidad con cien monjes, la cifra más alta en los últimos siglos, gracias a Google y a los 24.000 seguidores que tienen en Facebook. Además, desde el plató de la abadía dirigen un canal de YouTube que supera los 5.000 suscriptores, por el que retransmiten misas con audiencias que rozan los 50.000 espectadores (5).

También desde las redes sociales, surgió la convocatoria de hooligans y neonazis de Chemnitz para "cazar inmigrantes"(6), en este agosto con rebrote de nazismo y sarampión a fuerza de antivacunas y gurús de la desmemoria. Fue precisamente en tiempos de Hitler, como burla a la Gestapo y respuesta evasiva de los jóvenes franceses a la ocupación, cuando nació la música disco, según sostiene el crítico Luis Lapuente, en su libro: Historia de la música disco (7)

De aquella Europa irrespirable se había exiliado el poeta errante Léon Felipe. A los cincuenta años de su muerte, diversas exposiciones reivindican su figura (8). Entre sus versos, "yo no sé muchas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos...". Con tal de aliviar la pesadumbre, Scott Fitzgerald escribió en El Gran Gatsby: "No te angusties, la vida vuelve a empezar con el otoño".

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