Cartujas, instapatriotas y otros delirios del pijerío errante

Cada año por estas fechas crece la demanda de camareros y guionistas. Esta temporada, para colmo, política y fútbol han echado la persiana al unísono, mortificando a la audiencia que se queda sin su Juego de Tronos predilecto



Cada año por estas fechas crece la demanda de camareros y guionistas. Esta temporada, para colmo, política y fútbol han echado la persiana al unísono, mortificando a la audiencia que se queda sin su Juego de Tronos predilecto. Con tal de paliar los estragos mediáticos de un verano sin mítines y quinielas, en Italia, Steve Bannon, artífice del apogeo de Donald Trump, pretendía, por ahora la cosa no ha fructificado, montar su franquicia de derecha ultrarrápida, nada más y nada menos que el instituto católico Dignitatis Humanae, con sede en la la idílica cartuja de Trisulti, a unos cien kilómetros al sur de Roma (1), una academia de base judeocristiana para la formación de trumps con sabores mediterráneos, o lo que es lo mismo: nuevos instapatriotas, nacionalistas del postureo crecidos en las redes, menos creíbles que los protagonistas de un Catfish, recuerden si no cómo se libró el actual presidente de ir al Vietnam, siguiendo el ejemplo de otros tantos compatriotas con pedigrí (2)

El resumen perfecto lo aporta el titular incorrupto, como el brazo de un santo, de un periódico de Cartagena: Cuánto cuento y cuánta mierda, que aparecía en portada como previa de la guerra civil, según recoge Arturo Pérez-Reverte en Una historia de España. No muy lejano del nihil novum sub sole (nada nuevo bajo el sol), latinazo con solera que recorre las páginas de la última obra del arqueólogo Néstor F. Marqués: Fake news de la antigua Roma. Engaños, propaganda y mentiras de hace 2000 años (3), un repaso que deja claro que la actualidad tiene síntomas de remake. No es de extrañar, por lo tanto, esa sensación de déjà vu que dejan los quioscos al caer la tarde, desgranada en clave seriófila por los profesores Jordi Balló y Xavier Pérez en Yo ya he estado aquí. Ficciones de la repetición.

"La historia, observada desde las nuevas tecnologías, parece una ilusión óptica, como el cine, donde la apariencia de movimiento es el resultado de hacer desfilar muchas fotografías a una velocidad equis", en palabras de Juan José Millás (4)El paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga denuncia en El País que "la vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado"(5). En lo que tarda la ciencia en patentar una capa que nos haga invisibles, a base de metamateriales compuestos de propiedades exóticas (6), Leopoldo María Panero, en El desencanto, ya alertó de las secuelas postraumáticas de todo adoctrinamiento: "La escuela es una institución penal donde te enseñan a olvidar la infancia".


(1) https://www.lavanguardia.com/internacional/20190601/462587231373/academia-steve-bannon-italia-populismo.html
(2) https://www.lavanguardia.com/opinion/20190531/462576240354/los-miserables.html
(3) https://elpais.com/elpais/2019/05/30/hechos/1559210907_568998.html
(4) https://elpais.com/elpais/2019/05/30/opinion/1559222617_932370.html
(5) https://elpais.com/elpais/2019/05/31/ciencia/1559293697_965411.html
(6) https://elpais.com/elpais/2019/05/29/ciencia/1559146125_710369.html

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