La soledad del corredor de fondo

Hay sin embargo algo desconcertante en las imágenes de gobernantes al trote. Como un presagio






Casi al unísono, los dos líderes españoles del momento, Pedro Sánchez y Fernando Hierro, programan transparencia. En sus ascensos simétricos, la carambola ha sido clave y por eso toca ahora acentuar el gesto, domiciliar la simbología y practicar un liderazgo de proximidad, una política de kilómetro cero que afiance de una vez por todas la confianza en sus proyectos neonatos. 

El presidente del gobierno escogió la entrevista en prime time para airear la Moncloa, literalmente abierta de par en par, sin secretos, como una bocanada de "oxígeno" político. El seleccionador se decantó por la rueda de prensa íntima, con metafísica de chándal. Dos puestas de largo dispares para dos estilos aparentemente opuestos. Sánchez exhibe rupturismo de infantería. Hierro, continuidad de marca. En tiempos de casting, son todo un hallazgo. El talent show se nos ha desatado. Especialmente la previa. Nos interesa, sobre todo, el preámbulo. Los pormenores de las pruebas de acceso. Todo lo que tenga que ver con las tripas mismas del proceso selectivo. Los protagonistas son irrelevantes. Lo que eleva las audiencias son los candidatos y sus circunstancias. Forman parte de los personajes huérfanos de autor que anticipó hace un siglo Pirandello. En la posmodernidad, el público es juez y parte. Acepta sin complejos su labor de jurado. Puntúa con la solvencia de un trilero. En la sociedad hiperconectada, la afición caprichosa exige emociones extremas. Lo que cuenta en realidad no es el mérito sino el guion y su montaje. Cuanto más simplón mejor, conciso y claro a más no poder, postureo sin exceso de aditivos, siempre a la caza del follower. Calentar y listo

Como cualquier hijo de vecino, Pedro Sánchez además, en su intentona por la práctica de la normalidad autoimpuesta, adjunta álbum de fotos con mascota y mucho running, en una carrera menos forzada que la de Rajoy, atléticamente arrítmico. Hay sin embargo algo desconcertante en las imágenes de gobernantes al trote. Como un presagio. La escenificación saludable parece el ensayo de una huida venidera, del viaje a ninguna parte que Fernando Fernán Gómez recreó para sus cómicos.



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