El turismo os hará esclavos

A la vuelta de agosto cada vez es más común toparse con un sabiondo que, porque se ha hecho un selfi, se cree capaz de dar una lección magistral sobre los pescadores zancudos del golfo de Bengala como si fuera el protagonista de un capítulo de 'Españoles en el mundo'



Algunas preguntas parecen salidas del mismísimo Club de la Comedia. Mientras un ojo las lee, el otro busca la cámara indiscreta. ¿En qué invierten sus ahorros los millennials?", se pregunta La Vanguardia (1). Federico García Lorca solía decir que "la poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse", como millennials y ahorro, supongo. He aquí, por lo tanto, un titular poético. Para amantes de la hucha en verso, El País aconseja: "Las acciones de Peppa Pig se disparan un 31% ante una opa del dueño del Monopoly"(2)

Durante décadas, varias generaciones creyeron que la burbuja inmobiliaria era tan solo eso, un juego de mesa. Un poco de Fairy Ultra, milagro antigrasa, y un fajo de billetes falsos. Ser el señor de los ladrillos era una cuestión de grúas y buen tiento para fintar la casilla de la cárcel. Ahora, con el ladrillazo en barbecho, se ensayan nuevas fórmulas de recreo: "Los grandes destinos intentan poner puertas al turismo", según informa El Periódico (3). "Los países fijan cada vez más límites para proteger sus joyas y a sus habitantes. Las medidas incluyen reducción de visitas, prohibición de algunas prácticas y hasta el cierre de calles", continúa. Ya sabemos cómo acaba esto. Lo hemos visto antes. En Sexo en Nueva York o en La dolce vita. Con un segurata en el torno, dejando entrar al garito de moda sólo a quien lleva un Luois Vuitton o unos Jimmy Choo de recambio.

Pío Baroja, que siempre defendió el Interrail, vaticinó sin éxito que el nacionalismo "se cura viajando", aunque en la quiniela del vasco difícilmente habría cabido esta road movie de balconing y avión de mercancías, de acupuntura de mapas o de vudú geográfico (ver fotografía). "Dharavi, el gueto que inspiró Slumdog Millonaire, ya es, según Tripadvisor, el destino indio favorito"(4). Lo mismo que Chernóbil o su hermana gemela, Ignalina, la central nuclear lituana donde se rodó la serie que ha disparado el turismo atómico. 

A la vuelta de agosto, cada vez es más común toparse con un sabiondo que, porque se ha hecho un selfi, se cree capaz de dar una lección magistral sobre los pescadores zancudos del golfo de Bengala como si fuera el protagonista de un capítulo de Españoles en el mundo. Para cuando queramos darnos cuenta y recuperar el descanso sostenible, hartos ya del vacile y la cancelación de vuelos, en algún pueblo semivacío de la península profunda, como en una película de Tarantino con guiño a Sergio Leone, se está fraguando la venganza. Los biznietos de la abuela de la fabada ya están listos para darnos el palo.


(1) https://www.lavanguardia.com/economia/20190731/463753585748/inversion-ahorro-millennials-fintech-brl.html
(2) https://cincodias.elpais.com/cincodias/2019/08/23/companias/1566545982_925125.html
(3) https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20190821/restricciones-grandes-destinos-turisticos-7601376
(4) https://elpais.com/cultura/2019/08/20/actualidad/1566308413_748005.html

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