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Agosto es un capítulo de Cuéntame. No hay más que encender la tele y volver a Verano azul, La casa de la pradera, Parchís, Gil y Gil o Chernóbil



Agosto es un capítulo de Cuéntame. No hay más que encender la tele y volver a Verano azul, La casa de la praderaParchís, Gil y Gil o Chernóbil. La prensa tampoco se salva y tira de efeméride para meter en el chiquipark a Herman Melville y Primo Levi. Del primero nos queda una novela que no cabe en un tuit, una película de John Huston con Gregory Peck y guion de Ray Bradbury, un escribiente precursor de la inacción civil y una cadena de cafés, la más grande del mundo, que toma su nombre, según la leyenda, del primer oficial del Pequod (el ballenero de Moby Dick), Starbuck. Del segundo, Primo Levi, el disco duro del horror y la barbarie del siglo XX. El autor de Si esto es un hombre nació hace cien años, el mismo día en que se aprobó la República de Weimar.

Como los pasatiempos son un lugar común, ya habrán comprobado ustedes que últimamente se llevan los comparadores de hotel y de gangas históricas que establecen graves paralelismos entre aquella época y la nuestra, a saber: democracia inestable, anemia económica, nacional populismo y hombre del saco, similitudes que no aguantan la prueba del algodón, si lo que comparamos son parentescos culturales, pasen y vean: Ikea versus Bauhaus o Maluma frente a Marlene Dietrich.

En lo que repensamos el futuro, quiero decir en lo que teorizamos sobre el vestido que lucirá La Pedroche en las próximas campanadas, quizá El Aleph de Borges, se celebran 70 años de su publicación, aporte algo de luz a este popurrí de fiestas de la virgen de agosto. Si no, siempre nos quedará París o el aniversario de los Simpson, tres décadas en antena, los treinta años que mejor definen el accidente nuclear de la clase media (continuará...)



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