Los vídeos de presentación de jugadores tienen algo de mentira publicitaria. Son montajes impecables donde no cabe la pifia; el farol encabritado de los clubes para justificar su despilfarro
Mientras en Europa los clubes distinguidos fanfarronean con el fichaje del jugador más caro de la historia, en Hong Kong se vacila con el precio del garaje. La última excentricidad en la meca de las finanzas ha sido una plaza de parking por el módico precio de 651.000 euros (1). En La hoguera de las vanidades, Tom Wolf acuñó el concepto de los "amos del universo" .
Con el fichaje del verano todavía por tasar, nos queda por delante un abismo de rumores. Los vídeos de presentación de futbolistas tienen algo de mentira publicitaria. Son montajes perfectos que justifican el despilfarro. De no ser por la sobredosis de fútbol que el Mundial nos deja, estas son fechas de coto deportivo para el chismorreo de altas y bajas. Los representantes se relamen. No hay spot de presentación que se precie, en el que el jugador de turno, por desconocido que sea, no parezca el nuevo Messi. La pifia queda desterrada. El abuso del virtuosismo, reducido a la mínima expresión audiovisual, al microanuncio, conduce directo al desencanto. El choque con la realidad llega más tarde, durante los noventa minutos reglamentarios de un partido cualquiera, ya sin trampa ni cartón. Es entonces, en Ipurúa o en Butarque, donde se descubren las carencias de una operación ficticia y especulativa, tan espontánea como una imagen en Instagram.
A día de hoy, todo es filtro y farol, actualidad retocada en el quirófano. Ni la fruta se salva de los estrictos cánones de belleza. "En Kenia, cada día 75 toneladas de alimentos acaban en el basurero solo por razones estéticas", informa El País (2). La república africana es una de las despensas de Europa, pero casi la mitad de sus cultivos, el 44,5%, según un informe de Feedback Global, "son rechazados para su exportación por su aspecto", poco atractivo para el refinado consumidor occidental. Ahora, un programa piloto, bautizado como Transformers, recicla parte de esa comida desechada por antiestética para menús escolares, dando de comer a más de dos mil alumnos de los suburbios de Nairobi.
Son los apuntes de un fin de semana que acaba con sesión golfa. Domingo noche. Calle Preciados. Madrid. La pantalla de una tienda reproduce un vídeo pornográfico tras ser pirateada por un informático (3). El vecindario se escandaliza. No hay posibilidad de zapping. En lo que los bomberos tardan en desconectar el luminoso, la policía se ve obligada a tapar la emisión con una manta, poniendo en práctica, casi sin percatarse, la costumbre milenaria de correr un tupido velo.
Son los apuntes de un fin de semana que acaba con sesión golfa. Domingo noche. Calle Preciados. Madrid. La pantalla de una tienda reproduce un vídeo pornográfico tras ser pirateada por un informático (3). El vecindario se escandaliza. No hay posibilidad de zapping. En lo que los bomberos tardan en desconectar el luminoso, la policía se ve obligada a tapar la emisión con una manta, poniendo en práctica, casi sin percatarse, la costumbre milenaria de correr un tupido velo.
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