Nadie estudia tres idiomas para repartir pizzas a domicilio. Durante años, cundió la idea en este país de que cualquier paleta podía coleccionar discos de platino como churros. O que para ganar Eurovisión bastaba con hacer la dieta de la alcachofa. El resultado, crece el resentimiento entre aquellos que creyeron que pasando cuatro castings tendrían un futuro más o menos digno
El formato es sencillo: gente sobre el escenario desplegando su absoluta falta de talento. Una academia para perdedores, donde los coaches -Quique Setién, Albert Rivera y el primer expulsado de Gran Hermano 5, por ejemplo- dan clases de cómo escribir un libro sobre la erótica del derrotado. El premio, pasar un fin de semana desapercibido en Twitter. Presentaría, Marlene Mourreau. Ya sé que el proyecto está muy verde todavía, pero es que toca rebajar la euforia. Primero, porque aunque la música se hunde (como el resto de la cultura), a juzgar por el número de programas que hay en antena, debemos ser uno de los mayores productores mundiales de cantantes de karaoke. Segundo, porque el PIB crece un 16,7% en el tercer trimestre y con semejante dato sobre la mesa podría producirse un repunte de la venta de caviar en Mercadona.
Es lo que ocurre cuando lo que queda de la economía es una ficción publicitaria. Entonces, las falsas expectativas acaban con la quema de contenedores. Lo predijo hace diez años el científico de la universidad de Connecticut, Peter Turchin. Mezcló matemáticas e historia, lo llamó cliodinámica, y vaticinó que este 2020 sería un polvorín. Como Nostradamus, está de moda. Uno de los motivos de tanta bulla, según Turchin, sería el exceso de jóvenes con titulaciones universitarias. Nadie estudia tres idiomas para repartir pizzas a domicilio. Durante años, cundió la idea en este país de que cualquier paleta podía coleccionar discos de platino como churros. O que para ganar Eurovisión bastaba con hacer la dieta de la alcachofa. El resultado, crece el resentimiento entre aquellos que creyeron que pasando cuatro castings tendrían un futuro más o menos digno.
Lo que provoca un aumento de la inestabilidad política. Ahora todo el mundo busca sello discográfico. Y lo peor, tal y como escribe en The Objective, el filósofo, Ferran Caballero, es que "quien busca un salvador siempre acaba encontrándolo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario