La dolce vita

Con tanto reality en la parrilla, el día menos pensado, del cielo, como en El show de Truman, en lugar de un meteorito nos cae un foco




No hay colegio que no construya futuro. El presente, como se ha quedado sin presupuesto, lo dejamos inacabado. Pero si de lo que se trata es de estar a la última en legos, lo que no se entiende es que todavía no se haya incluido, en los planes de estudio, una materia sobre cómo ganarse el jornal entre bambalinas. Con tanto reality en la parrilla, el día menos pensado, del cielo, como en El show de Truman, en lugar de un meteorito nos cae un foco. La vida en directo, o sea pseudofingida, ocupa el ancho hiperteatralizado de la pantalla, donde el concursante, a cambio de fama y televoto, se convierte en el pelele de una audiencia enquistada, capaz de mitificar o crucificar en un estornudo. Lo sabe Mediaset, que a base de sierra de Guadalix y Cayos Cochinos, tiene el share por las nubes. Y también los chavales que, con los años, han aprendido dónde está el bolo fácil, tanto que se alistan voluntarios al exhibicionismo de mercado, deporte nacional en redes. 110 menores subieron imágenes eróticas a la caza de seguidores, informa El País. "Una tendencia creciente en una sociedad en la que a los 11 años la mitad de los niños tiene móvil". Y a los quince, prácticamente todos (1). "A un adolescente le quitas el móvil y comienza a berrear como cuando de bebé le quitabas el chupete. Así sucede con el resto de la humanidad, que enganchada a esta droga se está volviendo idiota", reflexiona Manuel Vicent (2)

El resultado final es una rutina que se pasa el día espantando objetivos. "Voyeurismo porno en Corea del Sur", titula La Vanguardia. "Espiados más de 1.600 clientes de una treintena de hoteles", añade (3). La noticia parece un capítulo de ese controvertido juego de mirones que fue el último libro de Gay Talese, El motel del voyeur. 

Para Enric González, el mundo se está italianizando. "Me pareció provechoso ver de cerca a Silvio Berlusconi en sus años de gloria (...) Fue el primer populista mediático contemporáneo, el primero en demostrar que se podía mentir de forma ilimitada si se disponía de un imperio televisivo (Mediaset), un club de fútbol ganador (el AC Milan), un desprecio infinito por la judicatura, una comunicación directa con su público y un partido (Forza Italia) que apelaba al patriotismo de grada"(4). El análisis coincide con la retrospectiva en Roma de Mundo perdido, un recorrido por la obra de Paolo di Paolo, el fotógrafo amigo de Pasolini que abandonó el oficio con 46 años (tiene ahora 93), justo cuando Italia caía en las garras de los paparazzis, aquel invento cinematográfico ideado por Federico Fellini. "¿La Dolce Vita? No existió nunca", proclama, más bien un país que salía "fatigosamente de la pobreza y el analfabetismo"(5).


(1) https://elpais.com/sociedad/2019/04/30/actualidad/1556620918_367179.html
(2) https://elpais.com/elpais/2019/05/03/opinion/1556882350_780375.html
(3) https://www.lavanguardia.com/internacional/20190428/461905962635/corea-del-sur-voyeurismo-camaras-ocultas.html
(4) https://elpais.com/elpais/2019/05/03/ideas/1556900853_173133.html
(5) https://elpais.com/cultura/2019/05/04/actualidad/1556961470_598348.html

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