El mal querer

Las ruedas de prensa son el periodismo precocinado. Mucho titular y pocas nueces



Popurrí semanal: se ha vendido una escultura que no existe, Ayuso prepara la segunda entrega de la Movida (sólo para suscriptores) y ya ha caído, como un gol en Las Gaunas, el primer indulto. Lo de la escultura es moraleja. Como nadie quiere una figura ecuestre cerca de su garaje, lo mejor para adornar la rotonda de la esquina es el timo del arte contemporáneo. Y ahí entra Ayuso para contrarrestar vanguardias. Lo de Ayuso es nostalgia por los pegamoides. La Movida fue el macrobotellón del posfranquismo. Más o menos lo de ahora pero con el pelo cardado. Para colmo, llevaba el sello de Tierno Galván, un marxista que gobernó Madrid con el apoyo de los comunistas, así que o Ayuso está mutando o estamos ante el primer caso de apropiacionismo político, ¿será Ayuso la nueva Rosalía? Que hablen los que saben, los flamencos de toda la vida, quiero decir, los electroduendes. Y con el ochentéame en marcha, llegamos a los indultos. El gobierno ya ha concedido el primero, sin ruido, casi por la escuadra. La agraciada ha sido una exconcursante de Mujeres y Hombres y Viceversa que tuvo no sé qué lío en una discoteca. Veremos cómo afecta la medida entre los fans de Colón.

Son las dudas que trae el trending topic. Y más allá, Naomi Osaka. La japonesa se ha retirado del Roland Garros. No estaba lesionada, simplemente, no quería participar en el circo mediático de las ruedas de prensa, confiesa que le provocan ansiedad. ¡Vete al médico!, le gritan los machotes. Los profesionales de ahora, ya ven, tienen que ser multiusos, lo mismo sirven para la tierra batida que para la retórica. Las ruedas de prensa, queda dicho, son el periodismo precocinado. Mucho titular y pocas nueces. A la rueda de prensa se va por contrato o por comodidad. Nada de réplicas. Por eso está aumentando el número de monologuistas en nómina. Ahí tienen a toda una ministra, Carmen Calvo, tirando de feminismo eléctrico cuando le preguntan por la subida de la luz -lo importante "no es a qué hora se pone la lavadora sino quién la pone"-, o a José Luis Ábalos comparando a Oriol Junqueras con Nelson Mandela. 

Deberían ser los medios, en muchos casos, los que aprendieran de la tenista nipona. Hay farsas en las que es mejor no participar. Para eso están los códigos éticos, aunque ya sabemos que los códigos también se cambian. Lo ha hecho Laporta en el Barça para fichar a su hermana como responsable de Inclusión y Diversidad. Otro ejemplo, uno más, de arte contemporáneo. 











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