A ciertas horas de la madrugada uno no sabe bien qué es lo que tiene sintonizado, si GH VIP, MasterChef Celebrity, La Voz Kids, un debate electoral a cinco o los dieciseisavos de final de la Champions asiática. Todo es talent show en sesión golfa
La política deja resaca. A ciertas horas de la madrugada uno no sabe bien qué es lo que tiene sintonizado, si GH VIP, MasterChef Celebrity, La Voz Kids, un debate electoral a cinco o los dieciseisavos de final de la Champions asiática. Todo es talent show en sesión golfa. El pasado lunes, durante el recital de candidatos en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, solo faltó la luz ultravioleta, un cubata en cada atril y codificar la pantalla, al viejo estilo de Canal +, para comprobar que todo vale por el voto, incluido el porno democrático. Con La Liga arrasando en China, es cuestión de minutos que la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión venda los derechos del cara a cara a un mercado emergente y nos lo programe a horario de after como si fuera el estreno de la última temporada de Juego de Tronos.
De hecho, la campaña electoral más corta de la historia, esta especie de aquí te pillo aquí te mato de propuestas esporádicas, bien podría ser el último experimento de Netflix, ahora que la plataforma anuncia una función que permite acelerar el visionado de los contenidos (1), muy acorde con estos días de succionador de clítoris y plusmarca.
La cita electoral coincide, además, con dos películas en cartelera, Parásitos y Joker, la Palma de Oro en Cannes y el León de Venecia, que son un reflejo esperpéntico de las diferencias cada vez más abismales entre ricos y pobres, mucho más atinado que el que hacen los aspirantes a la Moncloa. "Sus protagonistas, primordialmente desde su individualidad maltratada, proceden a explotar, a dar suelta, con violenta emoción, al dolor y rencor acumulados. Atención a esas campanas. O campanadas. Arthur (Joaquin Phoenix) busca la fama que envidia de Franklin, el cómico de éxito en la televisión. La familia Ki desea lujo y dinero", todo eso que a la postre resulta tan fácil de manipular, según analiza en El Mundo Manuel Hidalgo (2).
En Capital e ideología, el economista francés Thomas Piketty recuerda que toda élite, en cualquier época y lugar, tiende a "naturalizar" la desigualdad, perpetuándola de por vida (3), a lo que Xavier Vidal-Folch replica que "los enemigos ideológicos de los impuestos deberían explicar a qué tipo de estado del malestar y subdesarrollo corresponde la baja presión fiscal"(4).
Con sus evidentes singularidades, las protestas de Hong Kong, Chile, Cataluña, Ecuador, Líbano, Colombia, Haití, Irak... tienen un detonante común: el descontento social (5). Ya en 1951, tal y como recoge en El País Manuel Rodríguez Rivero, Eric Hoffer, en El verdadero creyente, escribía que "la fase más activa de un movimiento de masas está protagonizada por los verdaderos creyentes, individuos cuyo fanatismo, odio e intolerancia se nutren de una profunda frustración interna que los impulsa a volcarse en un porvenir soñado sobre el que proyectan su autosacrificio ante quienes consideran sus enemigos"(6).
Por lo pronto, sabemos que el domingo siempre fue un día de devotos. Que la democracia nos pille confesados. O como dijo Estanislao Figueras, primer presidente de la primera República española antes de dar el portazo al consejo de ministros en 1873 y pirarse camino de Francia: "Señores, voy a serles muy franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros".
(1) https://www.elperiodico.com/es/tele/20191030/netflix-acelera-peliculas-hasta-15-veces-7706879
(2) https://www.elmundo.es/cultura/2019/11/04/5dbf1536fdddff89248b45d2.html
(3) https://elpais.com/elpais/2019/11/01/ideas/1572631371_923835.html
(4) https://elpais.com/elpais/2019/11/03/opinion/1572805271_772889.html
(5) https://www.lavanguardia.com/internacional/20191021/471106691048/la-protesta-social-enciende-el-mundo.html
(6) https://elpais.com/cultura/2019/10/30/babelia/1572448914_123754.html
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