Con aire acondicionado, se escribe diferente. La revolución es una calentura en el hipotálamo. Cuando uno suda, o se hace un selfi en un fiordo o se lanza a la calle a por unos adoquines
Con aire acondicionado, se escribe diferente. La revolución es una calentura en el hipotálamo. Cuando uno suda, o se hace un selfi en un fiordo o se lanza a la calle a por unos adoquines. Desde que los climatizadores entraron en las redacciones, las líneas editoriales perdieron décimas, dejándonos un periodismo de clima templado. Decía Ennio Flaiano, guionista de Fellini, que solo hay una estación, el verano, "tan bella que las demás giran alrededor". Quizá por eso, el articulista bronceado practica un nudismo nostálgico, y la columna, a falta de una huelga de controladores, se vuelve romance. Julio Cortázar dejó testimonio: "Los espejos son gratis pero qué caro mirarse de verdad". El poeta Miguel Sánchez Robles escribe: "Éramos muy jóvenes y era siempre verano. Vivir era tan limpio que parecía de estreno"(1). Se cumplen 50 años exactos que pisamos la luna y se diría que fue en el Magdaleniense. Por no haber, ¡no había ni móviles! Y la gente no se jugaba el tipo todavía por hacerse una foto en aguas turquesas con óxidos metálicos. Ha pasado medio siglo y ya hemos perdido la perspectiva de la Tierra vista desde lejos como una canica azulada. Se nos ha olvidado lo pequeños que fuimos. Lo insignificantes que somos.
(1) http://miguelsanchezrobles.blogspot.com/2019/06/esplendor-en-la-hierba.html
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