Jugar a los médicos

Para qué invertir en Sanidad si, como todo recortador profesional sabe, los sanitarios se reproducen por esporas



Nos gustan las series que recrean universos fantásticos, tipo American Gods, Buffy Cazavampiros o Urgencias. Quiero decir que, salvo que haya un médico en la sala, lo que sabemos de lo que verdaderamente se cuece en las tripas de un quirófano es parecido a lo que podemos intuir sobre el código deontológico de los yakuza. Por eso, cuando nos hacemos un esguince fantaseamos con que nos atienda George Clooney tomando un Nespresso. En casa de herrero, Netflix de pago. Hasta cierto punto resulta lógico, ningún ambulatorio aparece entre los destinos favoritos para un viaje de bodas. Y el político echa cuentas. Y la cosa pública se deteriora. 

"Casi el 90% de los sanitarios de urgencias en Madrid no tiene un contrato fijo". El dato es de Rubén Amón en Onda Cero. Hay médicos, enfermeros y hasta DJs residentes que llevan más de 20 años de interinidad porque "no se convocan plazas desde 2001", lo que no es sólo una irresponsabilidad sino también una ilegalidad que ya ha cuestionado y sancionado la justicia europea. Pero la anomalía no es única. En el otro grande de la liga de los austeros -léase Cataluña- nada de autocrítica. La culpa siempre es del VAR. Y en mitad del jaleo, truco o trato. El Govern prevé compensar la pérdida de ingresos publicitarios de TV3 dándole un pellizco a los fondos estatales destinados a paliar los efectos del coronavirus. 

"La felicidad no depende de la propaganda, sino de la eficiencia", escribe Màrius Carol en La VanguardiaPara qué invertir en sanidad si, como todo recortador profesional sabe, los sanitarios se reproducen por esporas. Pero esa no es nuestra lucha. La próxima vez que nos crucemos con otra protesta de facultativos, lo mejor que podemos hacer es recomendarles una visita al Museo de las Ilusiones. Acaba de abrir puertas en Madrid (Calle del Doctor Cortezo, numero 8). Barcelona ya tenía el suyo. Por lo visto, los superhéroes no tienen bastante con un simple aplauso. Con lo feliz que sería Quique Setién con unos mimitos. Ya ven ustedes que hay profesiones que menosprecian el valor de los gestos y encima piden un contrato digno. ¡Menudos egoístas!



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Instagram