El gran carnaval

Todo sea por la audiencia, predispuesta a cenarse un drama como quien pide una pizza a domicilio, con el consuelo nocturno de saber que siempre hay una tragedia mayor que la de uno mismo




"Cómo convertir tu viejo altavoz en inteligente", titula El País (1). 40 euros bastan. Es el precio de un pequeño dispositivo de venta en Amazon que obra el milagro de la juventud en los altavoces. "El problema de este país es la obesidad de las mascotas", arranca su columna Marta Sanz (2). En el primer capítulo de Los Romanoffs, la nueva serie, vaya por Dios, también de Amazon, una joven magrebí cuida en París de una octogenaria aristócrata, solitaria e insoportable, metáfora, para Sergio del Molino, de esa ultraderecha que recorre Europa con visos de nacionalismo despechado, "como ancianos asustados y patéticos que llevan demasiado tiempo sintiéndose los últimos monos del país"(3)

Tal vez, como decía Graham Greene, en el fondo de nosotros mismos siempre tenemos la misma edad. "Uno de los síntomas de que nos hacemos mayores es que empezamos a anclarnos en la nostalgia y hablamos más del pasado que del futuro", escribe el director de La Vanguardia, Màrius Carol (4). "El problema son los espejos". O el 10 Years Challenge de turno, porque en el lugar menos pensado, frente a un escaparate de antiguallas o en un ascensor que baja, uno recibe el trallazo de su propia imagen, con el riesgo de no reconocerse. Así que toca rellenar el discurso de psicofonías. Lo hizo en su investidura el nuevo presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, que no dejó poeta en el tintero. No faltó ni Lorca, al que todavía andan buscando. "La cita al poeta por parte de tantos políticos tiene algo de armadura ideológica hecha con papel albal", considera Antonio Lucas. "Los más insistentes en esta práctica tienden a ser políticos sin referencia intelectual potable. Tiran del poeta hacia su trinchera a lo loco, sin pasar por Wikipedia". Por eso, "hay que cuidar mucho a quién cita uno. Y no confundir poetas con alineaciones ni refranes".

De la cita imprecisa al homenaje innecesario apenas hay un palmo. Lo sabe la mala prensa, la que monta un tributo al Gran Carnaval de Billy Wilder a la primera desgracia, en prime timeque se pone a tiroTodo sea por la audiencia, predispuesta a cenarse un drama como quien pide una pizza a domicilio, con el consuelo nocturno de saber que siempre hay una tragedia mayor que la de uno mismo. Como postre, en Los olvidados de Buñuel, repuesta anoche en La2, se oía: "Con el estómago lleno, todos somos mejores". 

Por cerrar el círculo, o mejor dicho el triángulo de los que fueron íntimos hace un siglo en la Residencia de Estudiantes, concluimos con Salvador Dalí, se cumplen justo ahora 30 años de su muerte"El payaso no soy yo, sino esa sociedad tan monstruosamente cínica e inconscientemente ingenua que interpreta un papel de seria para disfrazar su locura".


(1) https://elpais.com/tecnologia/2019/01/23/actualidad/1548234132_753363.html
(2) https://elpais.com/elpais/2019/01/20/opinion/1548002826_663815.html
(3) https://elpais.com/cultura/2019/01/24/television/1548341304_519205.html
(4) https://www.lavanguardia.com/opinion/20190126/466647239/el-problema-de-los-espejos.html
(5) https://www.elmundo.es/opinion/2019/01/25/5c49d9b0fdddff9e9d8b46ee.html

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