La metamorfosis. Meninas versus marcianos

La justicia espaƱola y alemana necesitan un traductor. El pique se extiende ahora a los grafitis. Si los germanos lucen un Banksy en Hamburgo, nosotros improvisamos otro en Ferrol



La justicia espaƱola y la alemana necesitan un traductor. RamĆ³n GĆ³mez de la Serna lo resumiĆ³ como nadie en una de sus greguerĆ­as ilustradas: Diferencias grĆ”ficas entre Alemania y EspaƱa. En el dibujo, una ristra de salchicas sobre otra de churros, que son nuestras "salchichas flacas y falsificadas", en palabras del escritor (1). El pique se extiende ahora a los grafitis. Si los germanos lucen un Banksy en Hamburgo, nosotros improvisamos otro en Ferrol, en el barrio de Canido, acicalado de Meninas hasta la techumbre gracias a un proyecto que ha permitido a mĆ”s de un centenar de artistas callejeros versionar sobre mural la obra de VelĆ”zquez (2). A falta de corroborar la autorĆ­a, lo mĆ”s interesante del supuesto Banksy es la nota que aparece junto a la pintura de los dos guardia civiles que se besan: "Banksy no existe. Son los padres". No sabemos si serĆ”n necesarios 64 aƱos para desvelar la autenticidad de la obra, los mismos que ha necesitado la parroquia de Bulbuente, en Zaragoza, para descubrir que cuando se llevaron a restaurar la tabla gĆ³tica de La virgen de los Ɓngeles, obra del pintor flamenco del siglo XIV, Enrique de Stencop, les dieron el cambiazo (3).

Sobre cambios va hoy el juego. En unos aƱos hemos pasado de insecticidas a insectĆ­voros. Carrefour propone un reto para el paladar y lanza nueva lĆ­nea de aperitivos de corte asiĆ”tico a base de papilla de grillos y gusanos (4). "A los empresarios europeos les digo que sus hijos trabajarĆ”n para los chinos", proclama en una entrevista para Retina, Carlos Quintana, delegado en China del Centro para el Desarrollo TecnolĆ³gico e Industrial (5). Bajarse al moro es una anacronĆ­a. La obra de Alonso de Santos, dirigida por Fernando Colomo, requiere una revisiĆ³n. Ahora se lleva bajarse a Girona, donde al parecer se multiplican las plantaciones de marihuana, segĆŗn informa El PeriĆ³dico (6). La historia bien merece la trama de una novela adscrita a la moda del true crime, el gĆ©nero importado entre "el morbo y la verdad", gestado en la pluma de Rodolfo Walsh, encumbrado por Truman Capote y pulido por CarrĆØre (7). Si no es asĆ­, las cloacas que se escoden tras el negocio de los vehĆ­culos elĆ©ctricos son un filĆ³n que seducirĆ­a al propio John le CarrĆ©. La propaganda nos ha colado todos y cada uno de sus beneficios mientras encubre en quĆ© condiciones infrahumanas se extrae de las minas de El Congo el cobalto y el coltĆ”n, fundamentales para el funcionamiento de las baterĆ­as (8).
En unos aƱos hemos pasado de insecticidas a insectƭvoros
El periĆ³dico mĆ”s leĆ­do del mundo deberĆ­a hacerse eco por responsabilidad. Nos referimos al editado por Earl Hays Press, la empresa que suministra material de atrezo a Hollywood. Su famoso diario de quitaipĆ³n ha pasado de mano en mano, en una cadena de reciclaje y austeridad sin precedentes que va desde Aquellos maravillosos setenta a Modern family, pasando por No es paĆ­s para viejos, Nido de cuervos, Regreso al futuro, Mujeres desesperadas, Matrimonio con hijos, Casper... Todas estas ficciones y otras tantas han lucido el mismo ejemplar omnipresente, impreso por primera vez en los aƱos setenta (9).

Desde entonces, y a juzgar por el falso rotativo de portada invariable, ni una noticia que valga la pena reseƱar. SĆ³lo silencio, como en la pesadilla de la familia protagonista de Un lugar tranquilo, el estreno postapocalĆ­ptico de la semana, elogiado por el mismĆ­simo Stephen King, un relato  de terror con alienĆ­genas de oĆ­do fino, siempre atentos al menor ruido para salir de caza. La moraleja, rabiosamente contemporĆ”nea: Si quieres sobrevivir, calla (10)

En El coronel no tiene quien le escriba, Gabriel Garcƭa MƔrquez, ayer se cumplieron cuatro aƱos de su muerte, concluye: "La sabidurƭa nos llega cuando ya no nos vale de nada".


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