Mandanga style

Cerramos un año de mierda (perdón, quiero decir de pandemia) hablando de cloacas. Un atasco lleva a otro



Cerramos un año de mierda (perdón, quiero decir de pandemia) hablando de cloacas. Un atasco lleva a otro. Villarejo, nuestro 007 con licencia para grabar, o sea, nuestro comisario emérito, ha salido del talego, lo que en calé sería algo así como 'éramos pocos y se vacunaron las infantas'. En fútbol, cuando un jugador queda libre (en este caso en libertad condicional con medidas cautelares) significa que puede negociar con el primero que traiga un cheque. Pero esto no es la FIFA. ¿O sí? 

De repente, otra vez, una nube de periodistas merodeando una cárcel. Como en los viejos tiempos, cuando Prison Break era tendencia y los reporteros acampaban en Soto del Real. Cada época, ya ven, tiene sus decorados. Ahora, por ejemplo, somos especialistas en fachadas de hospitales universitarios. Hemos aprendido a distinguir entre el Gregorio Marañón y el 12 de Octubre por el color de sus ladrillos. Y en breve, tal y como está el asunto, seremos catedráticos en colas del hambre. Con ver el zócalo de Cáritas donde reparten comida sabremos en qué barrio está hoy la unidad móvil de Espejo Público.

El escenario perfecto para que cualquier criminóloga componga su Mandanga Style, plagado de injusticias. Con barco a la deriva y capitán de regalo. Y quien dice capitán, dice justiciero, tecnócrata o caudillo incapaz de ganar unas elecciones a delegado de clase. Por cierto, la última vez que en este país alguien sacó un hit con una barca a la deriva, fue Remedios Amaya en Eurovision. Y acabamos últimos. Spain zero points. Empatados con Turquía.




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