Como no forma parte de la reforma educativa, la jornada de reflexión parece un ritual más propio de los hare krisnas que de las democracias digitales
"En Madrid de España, una ciudad remota de veranos ardientes y vientos helados, sin mar ni río, y cuyos aborígenes de tierra firme nunca fueron maestros en la ciencia de navegar en la luz"
Gabriel García Márquez. La luz es como el agua
La noticia más leída de la web de El Mundo dice así: "Escándalo en Amazon: sus empleados escuchan tus conversaciones y saben dónde vives"(1). La información viene con pitorreo de regalo: el anuncio de Scandal, el nuevo eau de parfum de Jean Paul Gaultier (1). El Periódico, por su parte, se hace eco de la Semana Dorada que comienzan los japoneses, unas vacaciones de primavera que este año son excepcionalmente largas, diez días entre pitos y flautas, una aberración para un país que ha acuñado el concepto karoshi, que no es otra cosa que la muerte por exceso de trabajo (2).
Como no forma parte de la reforma educativa, la jornada de reflexión parece un ritual más propio de los hare krisnas que de las democracias digitales. Desacostumbrados a escuchar nuestra propia voz en off, nos acojona su sonido metálico, como si a Pepito Grillo se lo hubiera tragado el mismísimo Darth Vader, y por eso nos enchufamos a Netflix, o a cualquier otro opio que se sirva en pantalla, para salir ilesos de nosotros mismos. Desde su columna, en El País, Julio Llamazares llama a leer poesía en estas horas previas (3). Josep Maria Pou recoge el guante y sugiere unos versos de Ángela Figuera Aymerich: "No quiero/ que el trigo se queme y el pan se escatime/ No quiero/ que haya frío en las casas/ que haya miedo en las calles/ que haya rabia en los ojos/ No quiero/ que en los labios se encierren mentiras/ que en las arcas se encierren millones/ que en la cárcel se encierre a los buenos/… No quiero/ que la tierra se parta en porciones/ que en el mar se establezcan dominios/ que en el aire se agiten banderas/ que en los trajes se pongan señales/ No quiero/ que me tapen la boca/ cuando digo no quiero"(4).
Da la casualidad, para colmo, que esta víspera coincide con los 35 años del estreno de Los Santos Inocentes, la extraordinaria adaptación cinematográfica que Mario Camus hizo de la novela de Miguel Delibes (5). Si no les motiva el planazo, también tienen la opción de desenterrar el SUV del garaje, manipular el grip control, ponerlo en plan 4x4 y salir a la conquista del último descampado virgen. Una vez allí, alejados del mundanal ruido, con apenas un hilo de cobertura, agucen el sonotone, ¿lo escuchan? Es el zumbido de las torres eléctricas. Ellas iluminarán la noche de los tiempos. Previo sablazo, claro.
(1) https://www.elmundo.es/tecnologia/2019/04/26/5cc2e69bfdddfff1788b462f.html
(2) https://www.elperiodico.com/es/internacional/20190426/japon-vacaciones-trabajadores-7425415
(3) https://elpais.com/elpais/2019/04/26/opinion/1556288978_664378.html
(4) https://www.elperiodico.com/es/opinion/20190426/articulo-opinion-josep-maria-pou-no-quiero-para-la-reflexion-7425900
(5) https://www.fotogramas.es/noticias-cine/g27264338/los-santos-inocentes-35-aniversario-curiosidades/
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