¿Libro o culo?

A la altura del bajo vientre digital, donde la actualidad pierde la templanza clásica, se habla de belfies, que son el préstamo anglosajón del culo posmoderno, perfectamente decoroso y monetizable




"Kira Miró colapsa Instagram con una foto de su parte trasera", titulaba hace unos días la web de El Periódico (1), y uno podía imaginarse toda suerte de patios y tragaluces, de maleteros, salidas de emergencia y otros lugares sin rostro, repletos de geranios, tuberías, gatos hidráulicos y peldaños enmohecidos. La información, que remitía a Woman, aparecía a la altura del bajo vientre digital, donde la actualidad pierde la templanza clásica pero mantiene un eufemismo de marca blanca. Ya en la revista, se habla de "belfie", que es el préstamo anglosajón del culo posmoderno, perfectamente decoroso y monetizable. 

Este esperanto de Silicon Valley desnutre los idiomas y el oficio de traductor se precariza por horas. Con previsión, Vila-Matas, a finales de los sesenta, exploró nuevos caminos con sus "falsas traducciones de entrevistas" en Fotogramas, y ahora Puigdemont retoma la influencia en su querella, donde un si condicional se transforma en afirmativo (2), en un número digno del talent show Pura Magia. La defensa sostiene que fue un "error" de interpretación y, de repente, por primera vez, el problema catalán se entiende como una simple confusión de lenguas romances en una época de verbo miliciano.

"Un fallo en el pensamiento une a creacionistas y conspiranoicos", titula El País, en referencia a un artículo publicado en la revista Current Biology, que relaciona ambos patrones mediante lo que los expertos califican de "razonamiento teológico", muy frecuente en los niños (3).  

El maestro de historiadores, Josep Fontana, hijo de librero, escribía en su último ensayo El siglo de la revolución: "Lo mismo vale para la mayoría de democracias parlamentarias actuales, donde las elecciones están condicionadas por el capital financiero de manera directa, por su influencia sobre los partidos, e indirecta, por el control que ejercen sobre la formación de la opinión pública a través de los medios de comunicación, que son de su propiedad o dependen de él por sus deudas"(4).

El adiós del investigador, fallecido a los 86 años, coincide con la publicación del top diez de los museos más raros, que contrasta con el ranking de hace una semana con los diez museos más visitados del mundo, donde los españoles ni siquiera aparecían. Ahora, entre excéntricos, la cosa cambia. Según el portal Viajeros Piratas, España es el país con más representantes y logra colar dos en el listado: el de las Brujas de Zugarramurdi y del Orinal en Ciudad Rodrigo (5).


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