Apadrina a un superrico

Para eso sirve una Superliga, para que los balones de oro tengan cubiertos sus caprichos básicos: chaletazo, yate con mucha eslora y colección de Ferraris. Si fuera al revés, o sea, un campeonato donde sólo participaran equipos con césped sintético, sería comunismo



Otra vez el fútbol. A Miguel Bosé y a Rocío Carrasco les debemos que no todo sean los Madriles, y a Florentino Pérez, que nos haya salvado el fútbol (o intentado al menos). El presidente del Real Madrid abanderaba la revolución de los clubes pijos que no llegan a final de mes con todo esto de la pandemia, un cisma que ha durado menos que el 23-F, pero del que hablarán los libros de Historia cuando se desclasifiquen los guasapsDe ésta, recuerden, íbamos a salir mejores, más solidarios -¡JA!-, y casi nos cuelan una Superliga premium a un módico precio.

Hace cuatro años, cuando Kylian Mbappé fichó por el PSG exigía, según Football Leakscosas tan comunes como un jet privado. Para eso sirve una Superliga, para que los balones de oro tengan cubiertos sus caprichos básicos. Esto es: chaletazo, mujer florero, yate con mucha eslora y colección de Ferraris. Lo típico. Por eso Florentino -¡Hala Madrid!- necesita la pasta. Si a eso le añadimos que al Real Madrid le aburre jugar en Ipurua porque no hay huevas de arenque rojo para picar en el descanso, ya tenemos coartada, y de paso, nos ahorramos el ridículo de otro alcoyonazo. 

Para algunos, la libertad consiste en eso, en mucha juerga privada, pase VIP y segurata en la puerta. Eso sí, dejando entrar, de vez en cuando, a tres o cuatro equipos modestos para que se hagan un selfi y puedan explicárselo a sus nietos. Sorprende además que Barça y Madrid, enemigos hasta la médula, vayan de la mano, la pela es la pela, de Chamartín a Kuala Lumpur. Nada de racionalizar los gastos, ajustar las comisiones o viajar menos por eso del cambio climático. Mucho me temo que las crisis son cosa de pobres. Si fuera al revés, o sea, un campeonato donde sólo participaran equipos con césped sintético, sería comunismo. 

Y la FIFA y la UEFA, que aspiran al mismo saqueo, se han ofendido. Quizá, lo peor de tanto chanchullo es que la otra alternativa también es un asco. Ahí tienen el mundial de Catar, con sus miles de muertos. Por cierto, ¿saben quién disputa las semifinales de la Champions este año? Los dos equipos de jeques (City y PSG), el Chelsea, propiedad de un magnate ruso, y el Real Madrid de Florentino. Así que menos romanticismos. Cuando un padre apunta a su hijo a una escuela de fútbol no lo hace para que aprenda ética sino más bien valores de mercado. Ahora que se cuelga cualquier chorrada en las estaciones de metro madrileñas, sería bueno decir alguna verdad, por ejemplo, que la banca siempre gana.


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