Los ricos también lloran

Desde los hijos de Pitita al Niño de la Hipoteca, todo el mundo tiene derecho a manifestarse, pero lo que se critica aquí son las fiestas procovid que ponen en riesgo la salud pública por mucha rojigualda FFP3 que luzca la tropa



Desde que los Alcántara (Cuéntame cómo pasó) se fundieron la visa platinum viviendo en el Barrio de Salamanca -y ya hace unas cuantas temporadas de aquello- la Milla de Oro madrileña no había vuelto a tener tanta cuota de pantalla. Que a estas alturas todavía alguien se sorprenda de que los ricos también lloran, lo único que demuestra es que en este país existe una preocupante falta de memoria histórica en materia de culebrones. ¿Para cuándo una comisión de Vox que investigue los vínculos ocultos entre la telenovela y el kale borroka

La primera coromanifa española, la de los vecinos ultrapatriotas de Núñez de Balboa y alrededores, no ha sido por una sanidad pública de calidad, ni siquiera por conseguir que los menús de Telepizza lleguen también a todos los alumnos de la privada; la primera coromanifa de un barrio mayoritariamente promordaza, ha sido, cosas de la pandemia, para reclamar libertad, libertad, sin ira libertad...; lo que ha provocado un intenso debate entre los críticos musicales sobre el apropiacionismo de la canción protesta. Donde unos han imaginado un palo de golf, otros verifican una escoba. Y los oculistas se frotan las manos porque con tanto YouTube intuyen una nueva edad de oro. Igual que los barrenderos, que ya entrenan el swing por las aceras. En Mediaset han visto el business y ya preparan una edición exprés de Me cambio de familia. La idea, mandar a un indignado del barrio de Salamanca a hacer cola a un banco de alimentos mientras un sintecho sufre las condiciones infrahumanas de vivir confinado en un piso de 270 metros.

Cuando pintan bastos, lo mejor es izar banderas. En Cataluña llevan más de una década de ensayos. Capitalizar el descontento social de la crisis económica, llenarlo de símbolos para distraer a la hinchada, fue, como escribe Juan Soto Ivars, "el gran descubrimiento de la derecha nacionalista catalana"(1). Ahora, Madrid, con cinturón blanco amarillo en la desescalada, o lo que es lo mismo, zona 0 en pie de guerra, copia la fórmula de lo que supuestamente aborrece. Desde los hijos de Pitita al Niño de la Hipoteca, todo el mundo tiene derecho a manifestarse, pero lo que se critica aquí son las fiestas procovid que ponen en riesgo la salud de todos por mucha rojigualda FFP3 que luzca la tropa. Lo dijo Julio Llamazares: "Lo que uno no se explica es que, viviendo en un país con 46 millones de expertos en pandemias, hayamos llegado a esta situación". 


(1) https://blogs.elconfidencial.com/sociedad/espana-is-not-spain/2020-05-14/barrio-salamanca-grita-els-carrers-sempre-nostres_2595175/



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