Las promesas, como las frutas del súper, cada vez aguantan menos fuera del mitin
¡Qué irse! ¡Qué desconsuelo tan esplendoroso! Se nos ha ido Messi tan bien que dan ganas de felicitar a Laporta. Cada vez que Laporta gana unas elecciones tiemblan los polígrafos. Hay quien gasta bromas el día de los Inocentes y quien gasta trolas para llegar a presidente de lo que sea. Primero fue Beckham y ahora esto. Se va uno al baño, apenas un segundo, lo que dura un agosto, y cuando vuelve no entiende ni papa. Se diría que las promesas, como las frutas del súper, cada vez aguantan menos fuera del mitin. Eso y que el fútbol ha cambiado de moneda -ahora se juega en petrodólares- y Ramos y Messi se han ido a hacer los parises, que es como hacer los emiratos pero sin tanto kilómetro de por medio. Lo llaman ecotravel y sirve para compensar futuros zarpazos de aeropuertos sobre zonas protegidas.
Y mientras unos se piran, otros vuelven. La operación retorno nos trae a los talibanes. Los talibanes son aquella gente tan maja que ayudaban a Rambo a liberar al coronel Trautman. (Anecdotario: Telecinco contraprogramó Rambo III mientras el Barça ganaba su primera Copa de Europa en Wembley). Cosas de Hollywood. Un día invades un país porque da audiencia y al siguiente te largas porque ya nadie va al cine. Hacía tanto tiempo que no veíamos un avión en el telediario que se nos había olvidado que para coger altura tiene que arrojar al vacío a unos cuantos hombres. Será que no es lo mismo viajar en clase turista que con billete de refugiado. La imagen, la de los hombres cayendo como piezas maduras de un fuselaje que ya no funciona, recuerda a aquella otra de gente saltando por las ventanas durante los atentados de las Torres Gemelas. Desde entonces, han pasado 20 años repletos de chapuzas, una tras otra, para darnos cuenta, al fin, de que la democracia no es un McDonald's que puede abrirse en cualquier esquina.
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