La tertulia es el Benidorm de los expolíticos. Se planta el micro a primera hora de la mañana y se baila la conga al caer la tarde
La tertulia es el Benidorm de los expolíticos, se planta el micro a primera hora de la mañana y se baila la conga al caer la tarde. Tanto es así que hay políticos que parecen mejores políticos justo cuando dejan de serlo, cuando empiezan a lucir ese bronceado ideológico de jubileta con mucho tiempo para jugar al debate. Otros prefieren la poltrona del Ibex, lo que en fútbol se conoce como hacer los emiratos, un erasmus en toda regla para conocer nuevas culturas y tipos de cheque. Y finalmente están los emprendedores, que vienen en bufete o asesoría, gente con mucha agenda recorrida. Esta semana, por ejemplo, Miquel Gamisans ha fichado por Acento. ¿Quién? Miquel Gamisans, ex secretario de comunicación del Govern de Cataluña, ya ven que la política también tiene sus secundarios de lujo. ¿Y qué es Acento? Pues una consultora muy coqueta que montó en su día José Blanco, exministro de Fomento socialista, y a la que se incorporó de inmediato Alfonso Alonso, exdirigente popular en el País Vasco. Hasta aquí, todo los papeles en orden. Respetamos, por supuesto, que cualquiera se gane el pan con el sudor de su enchufe, lo que no nos gusta tanto, lo que nos repatea, es que nos tomen el pelo cuando viven de ese teatrillo campal que es la política, porque hay almas cándidas que todavía no saben que las escenas de riesgo son cosa de especialistas, y así, entre la transversalidad y el Imserso, va calando el cinismo.
Ocurre, cómo no, que Gamisans también colaboraba en distintos medios. Forma parte del tiovivo, para llegar lejos en esta farándula hay que ser un forofo de los pies a la cabeza, habitar la grada de animación y corear todos los himnos. Por eso todo el mundo opina. De lo que sea, a ceño fruncido, para tener un plato de garbanzos el día de mañana. Y por eso, precisamente, es tan importante lo que hizo el entrenador del Liverpool, Jürgen Klopp, hará poco más de un año, durante una rueda de prensa. El técnico alemán se negó a hablar del coronavirus. Dijo que no estaba preparado para debatir sobre determinados temas. Toda una lección de humildad. Una lección, eso sí, no apta para quien quiera vivir del cuento.
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