El Tarajal es esa playa a la que no paran de llegar muchachos empujados por Marruecos. Llegan en bandadas. Como los sueƱos por cumplir. Les han dicho que EspaƱa estƔ abierta. Y ellos nadan, que es una forma de no ahogarse en la miseria
Ponerse a contar pĆ”jaros en el cielo tiene algo de ornitologĆa transitoria, de homenaje a Hitchcock, de poema en El Tarajal. El Tarajal es esa playa a la que no paran de llegar muchachos empujados por Marruecos. Llegan en bandadas. Como los sueƱos por cumplir. Les han dicho que EspaƱa estĆ” abierta. Y ellos nadan, que es una forma de no ahogarse en la miseria. Desde que Europa dejó sus fronteras en manos de las mafias, no paran los chantajes. Andaba el socialismo metido en otros futuros (la democracia que se va a llevar en 2050, por ejemplo, como si la polĆtica fuera la próxima colección de otoƱo-invierno), cuando ha explotado el tema de Ceuta, esa ciudad que sólo aparece en las primeras rondas de la Copa del Rey o en las series de Telecinco. La crisis tiene tantas aristas que reducirla a un problema migratorio es una profesión de canallas. Por ahĆ andan, la venta de armas de Estados Unidos, el gas de Argelia y, si me apuran, hasta la Transición, con todo aquello de la Marcha Verde, cuando el verde todavĆa no era el titanlux oficial de los ecologistas, por no remontarnos a Sidi Ifni o Annual.
La desfachatez de Mohamed VI (farruco porque EspaƱa ha dado asistencia sanitaria a un enemigo polĆtico) coincide, decĆamos, con el mayor censo de pĆ”jaros que se ha hecho hasta la fecha. En total, segĆŗn un estudio realizado por ecólogos australianos, existen unos 50.000 millones de aves en todo el mundo. Los estudios, desde siempre, se han parecido a sus dueƱos. Y como no se acaban nunca, ahĆ tienen ustedes otro, en este caso francĆ©s (publicado por Fondapol), que constata el auge de las derechas entre los jóvenes europeos. Poco queda de aquella frase que no es de Churchill pero lo parece: "Quien no es de izquierdas a los 20 no tiene corazón, quien sigue siĆ©ndolo a los 40, no tiene cerebro".
Las tornas han cambiado. A los jóvenes, a una parte al menos, la utopĆa les suena a refresco de otra Ć©poca. Y como la cosa va de rebelarse contra los padres -mayoritariamente progresistas- a esta generación, por una cuestión de vaivĆ©n histórico, le toca echarse al individualismo extremo, tipo CR7, ya saben, "por ser rico, por ser guapo y por ser un gran jugador". El desinterĆ©s creciente por las humanidades, vapuleadas por lo tecnológico, y el desencanto con las instituciones copan los motivos de esta mudanza ideológica. Eso, y las redes sociales. El 56% de los encuestados de entre 25 y 34 aƱos cree que "hay muchos inmigrantes en mi paĆs". En el móvil no valen las medias tintas. Para tener muchos likes se necesita un discurso simple, tigres o leones, como una canción infantil de Torrebruno. El contexto histórico y los matices no caben en un tuit.
A pesar de todo, por si quedan indecisos en la sala, elDiario.es publica un perfil de Núria Marcet. A sus 91 años, esta vecina de Barcelona, exmonja, cooperante y enfermera, acude puntualmente, en silla de ruedas, a paralizar desahucios en el barrio Gótico. Su legado estÔ a prueba de modas: "La vida consiste en no aceptar las injusticias".
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