Su racismo, gracias

Lo que no tiene sentido es pedirle a un deportista más educación que a un diputado



Las Vegas y el fútbol comparten ley de la jungla. Lo que pasa en Las Vegas, se queda en las Vegas. Y lo que ocurre en un campo, son lances del juego. Ese mandamiento permite todo tipo de resacas, que van desde el desmadre de solteros a la lesión de tobillo pasando por el insulto racista. Veamos. Cádiz-Valencia. Jornada vigésimo novena de LaLiga. Minuto 36. Encontronazo de centrales en el Ramón de Carranza. Intercambio de piropos y en medio del flirteo un supuesto "negro de mierda". 

Pitote de los gordos. Amago del Valencia con pirarse. Temblor en las canillas de los patrocinadores, y vuelta al ruedo. Tres puntos son tres puntos. A partir de entonces, hinchas con ataques de epilepsia como si estuvieran viendo un episodio chungo de los Pokémon. ¿Dónde se ha visto nada parecido? ¿El fútbol racista? Menuda chorrada de antitaurinos. Eso es como decir que tiene un sesgo machista, o que es violento de vez en cuando. Pura calumnia. A los estadios, por supuesto, se va a aprender ciudadanía. Y como no hay pruebas, todo quedará en tertulia, que es el circo donde se resuelven todos los culebrones. ¿Y la presunción de inocencia? Para el bádminton.

Sorprende, además, la sanción a la que podría enfrentarse el jugador del Cádiz en caso de probarse el insulto, de dos a cinco años sin jugar. Pero más allá del castigo, ¿de veras queremos acabar con el racismo? Habrá que empezar por el congreso. Y no sólo por los ultras, también por los partidos que pactan con ellos. Si fuésemos tan rigurosos en democracia, no habría ni un discurso xenófobo. Así que menos paripés. Lo que no tiene sentido es pedirle a un deportista más educación que a un diputado. A este paso, ya lo verán, va a haber más respeto en un derbi de cadetes que en una sesión del hemiciclo.


(NOTA INFORMATIVA: Amigos, Facebook nos ha cerrado la página por "incumplir las normas de la comunidad" sin explicarnos cuáles. Como somos gente curiosa, nos hemos leído la normativa. Para inhabilitar una cuenta se habla de sexo explícito o de violencia extrema -justo lo que hacemos nosotros-. También, de usurpación de identidad, que, después de mucho cavilar, es el único capítulo que quizá incumplimos. Los de Zuckerberg, suponemos, se han creído que estamos suplantando a Bruce Lee, lo que no deja de ser inquietante. En fin... El blog permanece activo. También podéis seguirnos a través de Twitter. Gracias por leernos).






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