Cuando en 2008, el Arias Navarro de turno salió a decir: españoles, el capitalismo ha muerto, se cubrió de gloria. No, no estaba muerto, estaba de parranda, por citar a un clásico
Ocurre cada cierto tiempo que, de repente, una familia descubre que tiene un caravaggio colgado en el salón de casa. Toda la vida pensando que ese cuadro no pegaba con el muaré de las cortinas y, justo cuando te da por subirlo a Wallapop, pongamos que a 1.500 euros, resulta que viene el ministerio, el de Cultura, ni más ni menos, y te dice que nanay, que eso tiene pinta de caravaggismo napolitano y, que en caso de confirmarse la autoría, en vez de 1.500 pavos, costará lo mismo que un delantero del Borussia Dortmund.
¿Qué ha pasado entonces? ¿Acaso no estamos hablando del mismo cuadro? Pues una cuestión de firma, o sea, de marca. Si la pintura fuese de Perico de los Palotes, nadie querría un selfi, lo más probable es que estuviera muerta de risa en algún almacén del Reto, pero como puede ser obra de Caravaggio, lo más parecido a un influencer barroco, toca vacilar de manto púrpura y tenebrismo. This is art. O mejor dicho, especulación financiera. No se me ocurre mejor modo de describir cómo está el patio económico. Para eso sirven las casas de subastas, que son como las casas de apuestas, pero con tres estrellas Michelin.
Cuando en 2008, el Arias Navarro de turno salió a decir: españoles, el capitalismo ha muerto, se cubrió de gloria. No, no estaba muerto, estaba de parranda, por citar a un clásico. Lo siguiente fue aquello de "lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir", que lo mismo sirve de trola campechana que de reguetón bursátil. Pero, con el debido respeto, siempre hay alguien con un caravaggio en el salón de casa. Listo para dar el pelotazo. De hecho, cuando el presente se convierte en una sala de espera, se especula mucho con el papel cuché y con el teléfono móvil. Lo que no es cuchicheo es tecnología punta, de esa que llaman inteligente. El penúltimo invento, el coche sin conductor.
"El Parlamento europeo ha fijado el año 2030 como la fecha en que llegarán los vehículos completamente autónomos", informa La Vanguardia. A los que vimos El coche fantástico, la cosa no nos sorprende. En el fondo se trata de un coche fantástico pero con menos labia. Lo que sí que nos sorprendería, viendo cómo está el Pacto de Toledo, es poder jubilarnos. Luego, cuando ciertos bodrios saquen su escaño, siempre aparecerá el típico experto en movidas preguntándose ¿qué hace un populista como tú en un barrio como éste?
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