Nubosidad variable

Cuando la prensa se queda sin ideas busca sus musas en el clima. Y en la nostalgia, que es otra forma de tormenta


Esta semana hemos aceptado "vórtice" como fenómeno metereológico de compañía. Cuando la prensa se queda sin ideas busca sus musas en el clima. Y en la nostalgia, que es otra forma de tormenta. El miércoles, por ejemplo, se cumplió medio siglo del último concierto de los Beatles, el que improvisaron, hartos de beatlemanía, en la azotea de la sede de Apple en Londres, no la marca de los iphones, todavía no existía, sino la del sello discográfico que ellos mismos habían creado, inspirado en las manzanas verdes Granny Smith, para alumbrar, sin la presión de las discográficas, Le it be (1)

La efeméride comparte escena con los 80 años de La diligencia, el viaje claustrofóbico en el que John Ford metió a un puñado de "perdedores con alma", tal y como define Carlos Boyero (2). "No hay otros tiempos, ni otras épocas. Solo tenemos este, y patinamos en él como en el hielo", escribe Juan Carlos Ortega en El Periódico (3). El problema radica en colmar de contenidos tanto presente. Dice Laura Fernández en El País, tras entrevistar a Nick Drnaso, autor de Sabrina, la primera novela gráfica que se ha colado en los premios literarios Man Booker, que después del 11-S descubrimos que "podíamos volvernos adictos a la realidad"(4), cada día más urgente, tanto que parece escrita por adivinos en lugar de periodistas, lo que deja al oficio desamparado frente a una bola de cristal y una baraja del tarot.

En Lugares comunes y refritos: cómo la crisis del periodismo acabó con la crítica cultural, Joaquín Jesús Sánchez sostiene que "el colapso del modelo de negocio de la prensa, al llevarse los trastos a internet, ha menguado mucho las redacciones. Curiosamente, esto ocurre a la vez en que internet imprime al mundo una velocidad nueva, que exige que un suceso sea inmediatamente publicado, comentado, refutado y hecho meme"(5). La crítica, el análisis, la verificación, necesitan poso, pero eso es impensable en un mundo donde un solo hombre, Steven Pruitt, ha fusilado un tercio de los contenidos subidos a la Wikipediacomo un Diderot lunático, filantropía a la que ha destinado una media de tres horas diarias en los últimos trece años (6). 

"¿A qué me dedico yo?", se pregunta el escritor Manuel Vilas (7). "Seguí pensando mientras iba cayendo la tarde. Me di cuenta de que no había comido nada. Tal vez para un tipo que tiene un trabajo como el mío su destino natural es el ayuno", concluye. Como ya  nadie vive de esto, ni de casi nada,
para agilizar los trámites y rebajar los costes, se tira de lo primero que hay a mano, del yo a destajo, económico y complaciente. La década del yo, tituló Tom Wolf en los setenta. Y ahí seguimos, cruzando el oeste en la misma diligencia plagada de "perdedores con alma", como en un continuo 2 de febrero, Día de la Marmota, donde el invierno se parte con simetría, tan lejos del otoño como de la primavera.


(1) https://www.lavanguardia.com/opinion/20190130/4691751085/diez-manzanitas-tiene-el-manzano.html
(2) https://elpais.com/cultura/2019/01/29/babelia/1548775537_807461.html
(3) https://www.elperiodico.com/es/opinion/20190202/un-segundo-detras-de-otro-por-juan-carlos-ortega-7279577
(4) https://elpais.com/cultura/2019/02/01/babelia/1549024783_446003.html
(5) https://blogs.elconfidencial.com/cultura/tribuna/2019-01-31/crisis-periodismo-fin-critica-cultural_1747994/
(6) https://www.20minutos.es/noticia/3550887/0/steven-pruitt-editor-tercio-contenidos-wikipedia/
(7) https://elpais.com/cultura/2019/01/28/actualidad/1548685983_407441.html

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