Crónica de otro incendio anunciado

 Esta semana, hemos celebrado el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos con el incendio de una nave abandonada en Badalona donde vivían hacinados cientos de inmigrantes. Por ahora, tres muertos y más de veinte heridos. Cada año, por estas fechas, arde algún pobre. Se está volviendo costumbre



Esta semana, hemos celebrado el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (72 años de brindis al sol), con el incendio de una nave abandonada en Badalona, donde vivían hacinados cientos de inmigrantes. Por ahora, tres muertos y más de veinte heridos. Cada año, por estas fechas, arde algún pobre. Se está volviendo costumbre. Ya sea porque se calienta con una barbacoa como si fuera una estufa, por un exceso de velas o por una madeja de cables pinchados a la primera farola que se pone a tiro, da igual la fórmula medieval del circuito eléctrico, lo importante es que cada año, por estas fechas, una hoguera prenavideña anuncia un sacrificio. 

Así nacen las tradiciones. De la manera más sádica. Desalmando los conceptos. De repente, alguien acuña eso de la pobreza energética. Trocea la miseria de los invisibles en lonchas tan finas que parecen una delicatessen económica, hasta que prende un colchón y el sueño de algún desgraciado, o varios, se convierte en cenizas. Entonces, un buenismo de pandereta recorre el espinazo de los periódicos. También forma parte del rito. Como la indignación transitoria. Un atenuante para que la pena no se contagie por los abetos de los centros comerciales. 

Después de más de una década de preavisos (los que llevaba la antigua nave industrial ocupada), la hipertrofia administrativa ha sido incapaz de impedir la ruina. Pero tampoco es plan de andar buscando culpables, eso es impropio de las democracias con pedigrí. Aquí lo que funciona es la estimación de voto. Por eso, cabe recordar, otra vez, algún fragmento de los Derechos Humanos. Hay villancicos que se olvidan demasiado pronto, como éste: "Todas las personas nacen libres e iguales, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política...". No se rían. No es un chiste.




 





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