Campeones

Por lo visto, llamarle a alguien nazi es tan chungo como decirle hortera a un influencer



A mí, como a cualquier hincha del Kaiserslautern, el Sanluqueño o el Yokohama Marinos, me gustaría que entre VAR y VAR se discutiera de la epistemología escéptica de Pirrón o de la influencia de la literatura rusa en la obra de Emilia Pardo Bazán, pero como dijo el serbio Vujadin Boskov: "Fútbol es fútbol". La primera suspensión de un partido de la liga española, el Rayo-Albacete de la segunda división, por insultos antifascistas a Zozulya, jugador ucraniano del equipo manchego, está teniendo la parafernalia de los primerizos. Nada fuera de lo normal, cuando todo lo que se conoce de un barrio, en este caso Vallecas, es lo que se ve en una serie, Estoy vivo, que es un batiburrillo entre Los hombres de Paco, El cielo se equivocó y La invasión de los ultracuerpos.

Al fondo sur se va siempre con la víscera cargada, ya saben, toda la pejiguera esa de la domesticación de la violencia a través del deporte. De otro modo, se iría, qué se yo, a un palco de La Scala de Milán, por ejemplo, a ovacionar a Plácido Domingo durante más de veinte minutos. Cancelar un encuentro por cánticos sin rima es como detener una ópera por silencio en la platea. Un completo sinsentido. Y más, cuando hemos visto todo tipo de reguetones impunes. A lo sumo, una multa de cuarenta céntimos. Ya me entienden. Por lo visto, llamarle a alguien nazi es tan chungo como decirle hortera a un influencer

Con el insultómetro puesto en plan Torquemada no va a haber partido que llegue a la tanda de penaltis. Si lo que queremos es que los estadios sean como un capítulo de Oliver y Benji, tal vez deberíamos redoblar los esfuerzos educativos y recuperar aquello tan viejo de ponerse en la piel del otro. En Andalucía ya han tomado nota a su manera: los padres de un alumno de segundo de la ESO han denunciado al profesorado de un instituto cordobés por hacer participar a su hijo en una actividad contra la violencia de género (1)Vox lo llama "pin parental", un artificio para que los progenitores puedan vetar contenidos que "afecten a cuestiones morales socialmente controvertidas". Nada que no hayamos visto en otras inquisiciones. Es lo que pasa cuando se confunden algunos conceptos básicos y se anula antes un partido por corear "el que no baile es un fascista" que por delitos de odio o racismo. Todo sea por no ofender a ningún antidemócrata.


(1) https://www.lavanguardia.com/local/sevilla/20191217/472293239274/alumno-baena-denuncia-actividad-violencia-genero.html



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