¿Sueñan los porteros suplentes con androides?

Nadie fantasea de niño con acarrear un trece al dorso. Por eso, en el patio, nos atrae tanto el genio del portero delantero, tan rebelde en su fuga




¿Qué pasa por la cabeza de un portero suplente? Se ha escrito mucho acerca de la soledad del fondista, de la injusticia del ciclismo o de la dureza del boxeo, pero muy poco, casi nada, de los guardametas condenados a chupar banquillo, enguantados para no dejar huella, siempre fuera de foco, de ahí, su desidia de chándal. Nadie sueña de niño con acarrear un trece al dorso. Por eso, en el patio, nos atrae tanto el genio del portero delantero, tan rebelde en su fuga. Una locura con el paso de los años, que solo alcanzan figuras ingobernables, del exotismo de Higuita o Chilavert. El resto, tiene bastante con mantenerse bajo palos y lucir, de vez en cuando, un detalle chillón en el uniforme. Como los chalecos amarillos. Ahora, cuando uno avista un pinchazo, ya no sabe si parar y añadirse a la causa o, simplemente, llamar a la grúa. En Egipto, para evitar confusiones, ya los han prohibido (1). Y en los Elíseos, más dialogantes, el presidente más leído de Europa promete sofocar la furia con una propina de cien euros por almilla (2). Ese es el precio por dejar de reclamar minutos y volver a la senda de los amistosos, donde la buena conducta se premia con quinquenios y cestas navideñas como la que rifa esa funeraria gallega, un ataúd repleto de regalos, con su pantalla de 50 pulgadas, su Thermomix y hasta su Nespresso (3)

Nada prioritario en una isla desierta, donde lo recomendable, a juzgar por lo visto, es un buen jurista. "Robinson Crusoe, desalojado", titula La Vanguardia (4), en referencia a la historia de Mauro Morandi, el profesor italiano de 79 años que, harto de rutina, decidió abandonarlo todo hace treinta años camino de la Polinesia. Su catamarán, sin embargo, solo dio de sí hasta Budelli, un islote abandonado al norte de Cerdeña, donde ha vivido desde entonces, a base de huevos de gaviota. Ahora, una orden de desahucio amenaza su retiro. En una sociedad donde la prisa es trending topic, Morandi representa lo que medio mundo posterga para la edad del ictus. Desconectar conlleva penas diplomáticas, aunque al final se desvele el truco y hasta el robot más sofisticado, Boris, un androide ruso que apareció bailongo en un informativo de la televisión pública, acabe resultando, tan solo, un disfraz de 250.000 rublos con un hombre dentro (5).


(1) https://www.lavanguardia.com/opinion/20181213/453529413486/que-no-se-os-averie-el-coche.html
(2) https://elpais.com/internacional/2018/12/10/actualidad/1544450313_516394.html
(3) https://www.elperiodico.com/es/extra/20181212/original-cesta-navidad-funeraria-ataud-lleno-regalos-7197072
(4) https://www.lavanguardia.com/internacional/20181213/453529336387/mauro-morandi-isla-budelli-cerdena.html
(5) https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20181213/453531011188/robot-ruso-alta-tecnologia-hombre-disfrazado-television-rusa.html


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Instagram