Han hecho falta cuarenta años y pico, Blas de Piñar al margen, para que a base de pocos gigas de memoria reaparezca la extrema derecha en el ruedo. Ahora sí que podemos decir que somos europeos
Foto: PEP ESCODA |
"Nos creemos modernos, pero nuestro ADN está empapado de caldo de gallina", escribe Marta Sanz (1). Que el challenge de la Reconquista no se ha hecho viral, lo demuestra Abascal en Ana Rosa, culpando del resultado, más bien flojucho, a diestro y siniestro, solo falta por desmangar la baza de la conspiración judeomasónica. Ser el novio de la muerte tiene esas muecas, te encasilla a la fuerza en el universo gótico de Tim Burton, lo que no quita, con los datos en la mano, sin maquillajes d'Hondt y pasados por el túrmix de los bloques, que la jornada nos haya dejado más o menos el mismo gatopardismo de siempre, las dos Españas cainitas que conviven a garrotazo desde Goya o incluso antes. Lo describió Machado en un poema que, por no cambiar de cantautor a estas alturas de la columna, actualizó más tarde Joaquín Sabina: "Telespañolito que ves la tele, te guarde Dios, uno de los dos canales ha de helarte el corazón".
(1) https://www.elmundo.es/f5/comparte/2019/04/29/5cc6c34221efa06f748b4643.html
(2) https://elpais.com/elpais/2019/04/28/opinion/1556467556_554592.html
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