Desde que somos sapiens, la quema de libros es un delirio ancestral que sirve para iluminar el cociente intelectual de cada tiempo
En Polonia nos llevan unos dĆas de adelanto y, por lo visto, ya han celebrado el 23 de abril. Fue la semana pasada, cuando un grupo de sacerdotes catĆ³licos, como en una pelĆcula de Tom Cruise, confundieron el DĆa del Libro con la Noche de San Juan. El resultado fue una falla literaria en homenaje a Ray Bradbury, donde los pirĆ³manos de turno, la fundaciĆ³n SMS desde el Cielo, montaron su particular barbacoa con Harry Potter y CrepĆŗsculo, argumentando, vĆa Facebook, que promueven "la magia y los falsos Ćdolos, prĆ”cticas contrarĆas a la reverencia y al respeto a Dios"(1).
Desde que somos sapiens, la quema de libros es un delirio ancestral que sirve para iluminar el cociente intelectual de cada tiempo. En la retina, grabado a fuego, el aquelarre de los nazis en la Plaza de la Ćpera de BerlĆn, interpretado por Sigmund Freud como un signo evolutivo: "Veo que vamos progresando. En la edad media me habrĆan quemado a mĆ. Ahora, con quemar mis libros tienen bastante".
En su columna, Quim MonzĆ³ recuerda que en el Chile de Pinochet, hipersensibles a lo izquierdoso, los soldados convirtieron en ceniza libros cubistas pensando que el adjetivo se aplicaba a la exaltaciĆ³n del rĆ©gimen cubano (2). Ray Bradbury, que sobre temperaturas de cocciĆ³n del papel sabĆa un rato, escribiĆ³: "Hay crĆmenes peores que quemar libros. Uno de ellos es no leerlos".
(1) https://www.lavanguardia.com/internacional/20190402/461421536376/sacerdotes-catolicos-polacos-polonia-libros-harry-potter-hello-kitty.html
(2) https://www.lavanguardia.com/opinion/20190404/461451575146/ya-es-epoca-de-fallas-en-polonia.html
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