Chimo Bayo, Gila y una Nobel de la Paz

Son las contradicciones morales de una sociedad maravillosamente hipócrita que se escandaliza según soplan los memes. Ahora es el turno de la tesis como best seller, en mitad de un enredo de insinuaciones que deja la yugular del estudiante raso a la vista de vampiros y de inquisidores




España exporta vino a granel, jóvenes sin trabajo y ahora, además, bombas. Pero no unas bombas de garrafón como aquellas de Chimo Bayo, las actuales llevan su sello de calidad ética impreso, "misiles de alta precisión", que en el argot balístico viene a ser algo así como proyectiles con su máster en regla y, por lo tanto, tan cabales que "no se van a equivocar matando yemeníes", según ha expresado la Ministra de Educación, Isabel Celaá (1). No, no es un homenaje a Gila. Son las explicaciones que da el gobierno para vender cuatrocientas bombas a Arabia Saudí que son un guiño a los cuatrocientos golpes de Truffaut, pura nouvelle vague, después de la presión ejercida por los trabajadores de Navantia en Cádiz que, viendo peligrar su estabilidad laboral, estaba en juego otro contrato con los saudíes para la construcción de cinco corbetas en los astilleros gaditanos, se echaron a la calle exigiendo la venta de las armas, lo que "pone en cuestión la capacidad de empatía y de compasión del género humano salvo excepciones", cuando lo que le tocan a uno es su bolsillo, tal y como analiza Julio Llamazares (2)

Fuera de nuestras fronteras, cinismo y desfachatez también encuentran su acomodo. La líder birmana, Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz e icono libertario tras quince años de arresto por oponerse a la dictadura militar, defiende ahora y sin reparos la condena a siete años de prisión a dos periodistas de Reuters que investigaban las matanzas indiscriminadas de la comunidad rohingya en su país, un genocidio sobre el que la Nobel de la Paz siempre ha guardado un bochornoso silencio (3)

Son las contradicciones morales de una sociedad maravillosamente hipócrita, que se escandaliza según soplan los memes. Ahora es el turno del escarnio universitario, de la tesis como best seller, y toca rasgarse las vestiduras pasando todos los filtros de pureza académica que sean necesarios, en mitad de un enredo de insinuaciones que deja la yugular del estudiante raso a la vista de vampiros y de inquisidores. "La batalla de papeles es una vieja modalidad del perreo político", recuerda Antonio Lucas, pero "lo del currículo como guillotina es nuevo"(4). En su columna, Juan José Millás escribe: "Hay científicos que para comprender al hombre estudian a los gusanos porque en ellos hay mucha información sobre nosotros". Los científicos les preguntan "cómo llegaron a esa condición tan miserable para entender cómo hemos alcanzado usted y yo la nuestra"(5). Manuel Vicent dice que este verano ha reescalado La Montaña Mágica de Thoman Mann. Entre sus páginas, la pregunta esencial: "¿Qué es, pues, la vida? Una fiebre de la materia (...)", acompañada de un incesante proceso de descomposición y recomposición, "un soplo excretor de anhídrido carbónico y sustancias nocivas de procedencia y naturaleza oscuras (...). Sensual hasta la voluptuosidad y el asco"(6).


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