sábado, 20 de noviembre de 2021

El sexto sentido

De todos los sentidos, ya ven, el común quizá sea el más necesario. Lo sabríamos con un poco más de Filosofía en los institutos, pero claro, eso nos llevaría al pensamiento crítico, a la duda razonable, a la pregunta incómoda, a todo ese jaleo de inquietudes que no caben en un informe Pisa



Semana de aquelarres y plagas. Llueven escorpiones en Asuán y migran los cangrejos gigantes en la isla de Navidad, hay quien declararía inconstitucional cualquier mitin con más de cinco féminas, sólo falta el báculo de Aarón tiñendo de carmesí las aguas del Nilo. Y la robótica se subleva. Ramses versus Terminator o, si lo prefieren, Yul Brynner contra Schwarzenegger, cuando el presente se aburre de sí mismo se pone a jugar con el calendario, que es un algoritmo que nunca falla. La última investigación sobre la capacidad ética de las máquinas (proyecto Delphi), según cuentan, ha sido un fiasco. El problema, por lo visto, es que el cacharro, después de horas y horas en internet, recopilando datos para forjarse un carácter bonachón, resulta que al final se ha vuelto racista, misógino y medio macarra. ¡Menuda sorpresa! Todo un equipo de científicos -con sus batas, sus diplomas y sus dioptrías de tanto leer a Asimov- para averiguar que si dejas solo al hijo de Robocop, aprendiendo todas las virtudes habidas y por haber en la Forocoches School de turno, lo más probable es que acabe votando a Trump. De todos los sentidos, ya ven, el común quizá sea el más necesario. Lo sabríamos con un poco más de Filosofía en los institutos, pero claro, eso nos llevaría al pensamiento crítico, a la duda razonable, a la pregunta incómoda, a todo ese jaleo de inquietudes que no caben en un informe Pisa. Suponemos, por ejemplo, que tendrá su lógica apostar por la Ley de Memoria justo ahora que la memoria se arrincona en los planes de estudio. Tendrá su lógica, digo, pero yo no se la encuentro. A no ser que estemos en la cháchara nuestra de cada día. Primero fue el Latín, luego la Historia y ahora la Filosofía. Con tanta exigencia educativa, ya no nos sorprende que todo un líder de la oposición apague la energía solar cuando sale Casimiro. Sí, ya sé que Pablo Casado se refería a que las formas de almacenamiento, a día de hoy, todavía son escasas y, a menudo, caras. Lo sé, o lo intuyo, porque decirlo no lo dijo, sólo hizo la gracia. Y ese es el problema, precisamente, que una parte de la política se ha vuelto chiste. A este paso, más que a partidos políticos vamos a votar a chirigotas. Verán qué risa al final de la película.


NOTA DEL AUTOR: El próximo sábado no habrá 'Brucelee' por un motivo muy especial: el blog se nos ha hecho libro, una selección con los mejores artículos publicados en este blog y otros medios, más las píldoras de opinión que se han emitido en Onda Cero Tarragona. Es un buen momento para agradeceros todo el apoyo recibido durante estos años. Si os apetece y os pilla de camino, estáis invitados a la presentación. (También podéis reservar vuestro ejemplar a través del mail bruceleemagazin@gmail.com). Lo dicho, muchas gracias. Nos vemos.











sábado, 13 de noviembre de 2021

Volcanes, metaversos y hormigas de felpa

Se habla mucho de la contaminación de los océanos, de los microplásticos que van a parar a las tripas de nuestros atunes, pero poco, muy poco, de los microsueños que se ahogan cuando se hunde un cayuco y que luego nos comemos cada vez que pedimos una lubina al horno





Un equipo de arqueólogos acaba de encontrar un piso patera en Pompeya. 16 metros cuadrados, tres camastros, algún orinal y un ventanuco para no asfixiarse. El cuartucho, que servía de almacén y vivienda para esclavos, formaba parte de los establos de una lujosa villa (Civita Giuliana) donde hace apenas unos meses apareció un carromato de gama alta -algo así como un Ferrari romano-. Ya ven que poco ha cambiado el fotocasa de los pobres en los últimos dos mil años. Los volcanes también sirven para eso, para ofrecernos una foto finish de la catadura moral de cada momento. Hace unos días, el debate en La Palma se centró en la necesidad de rescatar a unos perros atrapados por la lava. Por supuesto que merecía la pena salvar a los animales -sólo faltaría-, el problema es que ese mismo debate no parece tan urgente cuando a escasas millas, día sí día también, se hunde un cayuco repleto de inmigrantes estafados por las mafias, muchos de ellos menores, de lo que se desprende que, para ciertos guardacostas, la vida de un perro vale más que la de un africano, por ejemplo. 

Del mismo modo, se habla con verdadera vehemencia de la contaminación de los océanos, de los microplásticos que van a parar a las tripas de nuestros atunes, pero poco, muy poco, de los microsueños que se han ahogado y que luego nos comemos cada vez que pedimos una lubina al horno. Y quien dice Canarias, dice Bielorrusia y Polonia. En el bosque de Bialowieza, donde ya murieron de frío las víctimas del nazismo o del régimen soviético, se hacinan este invierno los inmigrantes que Lukashenko agita contra Europa. Lo hemos visto otras veces. Turquía enviando refugiados a la frontera con Grecia, o Marruecos jaleando la entrada irregular de jóvenes en Ceuta; el uso de las migraciones como chantaje político es el último eslabón de los canallas. La Convención de Ginebra, si acaso, la dejamos para el próximo Vesubio. 

Los nuevos tiranos saben que nos da tanto miedo ser pobres, o parecerlo, que seríamos capaces de cualquier metaverso con tal de seguir habitando la parte noble de la casa, donde caducan los yogures y las vacunas. La fórmula es sencilla y está arrasando en más de medio planeta: "gente asustada + inmigrantes + populismo = extrema derecha y democracia en crisis" (lo desgrana Íñigo Domínguez en El País). Y ahora, ya podemos presumir de libertades en El Hormiguero.




sábado, 6 de noviembre de 2021

Resacón en Glasgow

Cuando alguien pone el dedo en la llaga y quiere regular ciertas juergas, rápidamente aparece el demagogo de turno para hacer campaña. Por eso, los políticos nunca se han tomado demasiado en serio el futuro de sus tataranietos. Porque no da votos. Y, a menudo, los quita



Ha sido morirse Georgie Dann y bajar los termómetros. Por ese orden. Quiero decir que intervienen tantos factores en el cambio climático -los que se conocen y los que se disimulan: la fabricación de las baterías de los coches eléctricos, por ejemplo, el fenomenal consumo en streaming o el irrenunciable turismo low cost- que va a ser difícil que en Glasgow se pongan de acuerdo. A Glasgow, sobre todo, se va a ganar copas de Europa. Lo saben los madridistas. En Glasglow, contra el Lerverkusen, cayó la novena, que suena a sinfonía, con golazo de Zidane para la videoteca. Zidane fue un hacedor de voleas. Corrían otros tiempos con más trajín económico. Creíamos, todavía, que bastaba con dejar la laca para salvar la capa de ozono. Ya hemos visto que no. Harán falta más esfuerzos, y ahí entran los gobiernos, pero a ver quién es el listo que sacrifica su propia nómina. Una cosa es dejar de cardarse el pelo -postureo de primer grado- y otra, muy distinta, renunciar a unas vacaciones inolvidables en la Conchinchina. También hablo de los jóvenes de la casa. Existe toda una grada de animación infantil que, al apagarse el botellón, se agarra a cualquier gretarismo urgente. Además, la transición a las renovables sale por un pico que siempre acaba en algún recibo. Para colmo, mientras usted se mortifica reciclando en colorines, los grandes mandatarios, comprometidos a más no poder con la causa, viajan a la cita en jet privado. Y luego está lo de la cachimba de las libertades. Cuando alguien pone el dedo en la llaga y quiere regular ciertas juergas, rápidamente aparece el demagogo de turno para hacer campaña. Por eso, los políticos nunca se han tomado demasiado en serio el futuro de sus tataranietos. Porque no da votos. Y, a menudo, los quita. Mejor, sin duda, la promesa de los protocolos, las pelis comerciales, las cumbres por incumplir y el resacón de dióxido. Es la sociedad que toca, donde todo el conocimiento del mundo, el de la Wikipedia, según calcula un ingeniero en El País, pesaría unos 50 kilos. En boxeo, menos que un peso mosca.



sábado, 30 de octubre de 2021

El PP y la fábrica de chocolate

Del comunismo o hamburguesas hemos pasado al comunismo o chuches. La libertad para algunos consiste, básicamente, en hincharse a phoskitos y chuletones. Son los mismos que quieren pimplar lo que haga falta antes de coger el coche



El día menos pensado, volvemos a la lumbre. Lo dice Austria, y aquí el periodismo de relumbrón se echa al monte. En los colegios, los niños aprenden a improvisar calabazas de queroseno por si llega la noche de los tiempos. Es Jalogüin y en Jalogüin se abre la veda del susto y el cambio de hora. El cambio de hora, de momento, no es inconstitucional. Las plusvalías municipales, por lo visto, sí. Plusvalía es un concepto de otro siglo, pero es que hay palabras como inflación que nunca pasan de moda. Con la sentencia, los ayuntamientos -pena, penita, pena- pierden su segunda fuente de ingresos. Traducido a la economía peninsular, vendrán otros sablazos que darán más miedo. Y todo, mientras el gobierno prohíbe la publicidad de bollería industrial y pseudozumos en horario de infancias. Esto ya lo hemos vivido antes. Sí, sí. Fue con las casas de apuestas. Y luego con aquello de la carne. ¿Cómo era? Comunismo o hamburguesas. ¿Y ahora? ¡Comunismo o chuches! Menuda martingala. La libertad para algunos consiste, básicamente, en hincharse a phoskitos. Son los mismos que quieren pimplar lo que haga falta antes de coger el coche. Los mismitos que todavía no aceptan eso de no poder fumarse un habano mientras corre el licor de la sobremesa. O los que se ríen del cambio climático porque es un invento de cuatro ecologistas de manicomio. La medida no es el milagro antigrasa, de acuerdo, pero es un gesto para señalar un problema, la obesidad infantil, que no debería servir para tanto chiste. Ni siquiera en un país modernete. No se extrañen si a partir de ahora Madrid se convierte en la capital del turismo de golosina. Jugar con la salud de los demás, sobre todo si son menores, siempre ha sido una franquicia muy boyante. Si hacemos caso de Ayuso y compañía habrá que incentivar la apertura de nuevas tiendas de gominolas a las puertas de los institutos. La reforma del local, eso sí, mejor en negro.



sábado, 23 de octubre de 2021

Micromanía

Tenemos un problema con los aniversarios. Cuando llega la hora nunca sabemos qué tipo de homenaje ponernos para la cita. Ocurre en los países que no asimilan su historia. Todo se vuelve canción ligera



Tenemos un problema con los aniversarios. Cuando llega la hora de la fecha exacta nunca sabemos qué tipo de homenaje ponernos para la cita. Ocurre en los países que no asimilan su historia. Todo se vuelve canción ligera. Lo hemos visto esta semana. Se cumplen 20 años de OT y no queda claro si toca alegrarse por el éxito de Bisbal o indignarse por el ostracismo de Naím Thomas. Lo único evidente de todo aquello es que ya hace 20 años que se nos desató el talentese atajo donde desfogar ilusiones a falta de expectativas en la vidaDe la noche a la mañana, como por arte del prime time, cambió por completo nuestra visión de la música. Fue la democratización del karaoke, una meritocracia subliminal a base de blanqueador dental, dieta de la alcachofa y coreografía de final de curso. Lo que antes se hacía a solas, en la intimidad del espejo o cocinando unas alubias, con la ventana del tragaluz de par en par, ahora tenía lentejuelas de plató con gorgorito envolvente. Cualquiera, desde el hijo del chófer a la violetera de la esquina, podía lucir doble disco de platino en el currículo. ¿Y el cantautor? Deshojando tugurios. Sólo había triunfitos versus Guadalix de la Sierra, o lo que es lo mismo, las dos Españas de siempre enfrentadas por el televoto que, para más inri, maneja la misma megaproductora, Endemol Shine Iberia, dueña absoluta de las audiencias. Y lo que sirve para la audiencia también funciona para la bulla metódica del congreso. Era la nueva versión del desarrollismo, ya saben, balances con mucho photoshop y comisiones a destajo; la matraca del ¿estudias o cantas?, el escenario perfecto para morir de éxito. Y fue así como empezamos a creer en las rotondas, que es otra manera de no salir del bucle.




sábado, 16 de octubre de 2021

El juego del cefalópodo

Los niños en las escuelas declinan el cancela cancelae igual que antes declinaban el censura censurae. El nuevo latín es una lengua de imitación que se propaga por las redes como una infamia barata



Los niños en las escuelas declinan el cancela cancelae igual que antes declinaban el censura censurae. El nuevo latín es una lengua de imitación que se propaga por las redes como una infamia barata. No hay semana sin bochorno. Esta vez ha sido el prestigioso compositor Bright Sheng, profesor de Música de la Universidad de Michigan, que tuvo la fatal ocurrencia de proyectar en clase el Otelo interpretado por Laurence Olivier, un actor blanco pasado por betún, todo un insulto en la última versión descargable de los Estados Unidos, lo que ha provocado la denuncia de los alumnos, defensores acérrimos de cargarse cualquier clásico que no comulgue con la estrechez de su credo. 

De nada sirve que Bright Sheng (ganador de la beca MacArthur y doble finalista de los premios Pulitzer de la Música) escogiera la película en cuestión "por ser una de las más fieles a Shakespeare"; a la universidad de ahora se va, sobre todo, para sacarse un máster en intransigencias y a gastar mucho boli rojo. Que se lo digan a los Rolling. Para ahorrarse la bronca, han eliminado Brown sugar de su repertorio. Nadie está a salvo. A no ser que hablemos de fútbol. Ahí se gasta otro cuajo. Si un jeque compra nuestro equipo, da igual que esté implicado en el descuartizamiento de un periodista crítico con su régimen. Ha ocurrido con el Newcastle. Me refiero al asesinato de Jamal Khashoggi, un asuntillo menor cuando se trata de fichar delanteros que marquen muchos goles. 

Contra ese doble rasero de parvulario, y contra la estupidez humana en general, antes teníamos el oxígeno de las letras. Y digo antes, porque la literatura también va cediendo. El Premio Planeta (el mejor pagado del mundo, un millón de euros, lo que cobra cualquier canterano zurdo por calzarse las botas) ha recaído en tres guionistas que firmaban bajo el pseudónimo de Carmen Mola para la competencia. Son: el creador de Hospital Central, el guionista de Sin tetas no hay paraíso y el dialoguista de Acacias 38. O lo que es lo mismo, Antonio Mercero (hijo del mítico director de Verano Azul y Farmacia de Guardia), Agustín Martínez y Jorge Díaz, tres superventas de novela policiaca. Que a esta hora, todavía no haya radicales quemando la camiseta de Carmen Mola, cuando vestía los colores de Penguin, demuestra que la literatura no es un deporte de masas. 

En cualquier caso, Planeta no engaña a nadie. Hace unos años ya firmó un acuerdo con Netflix para publicar libros basados en series. Y por ahí andan, buscando novelas que entretengan a los lectores como Ibai Llanos y Piqué con el Mundial de Globos. Alfonso Guerra, descamisao por la gracia de España, lo dejó muy claro el otro día en la Cope: "Hay personas, algunas personas, que abuchean a un presidente y aplauden a una cabra. Cada uno elige quién le representa mejor". 








sábado, 9 de octubre de 2021

Crónica del pájaro que da cuerda al mundo

Los Papeles de Pandora son la segunda entrega de los Papeles de Panamá, una repetición del chanchullo, por eso ya no indignan a casi nadie, porque este desfalco ya lo hemos visto antes. Lo que nos jode es que algunos trileros vayan impartiendo clases de ciudadanía 



Tenemos a un campeón de los superligeros, Manny Pacquiao, con ganas de convertirse en el próximo presidente de Filipinas, y a un concejal del PSC atracando un taxi a punta de pistola, todo el mundo busca un segundo empleo por si los Next Generation, con su pedrea, no tocan en nuestra administración de loterías. Hasta las catedrales. Ahí tienen la de Toledo, convertida en plató de dirty dancing en el nuevo videoclip de Nathy Peluso y C. Tangana. Jugada maestra, la canción ya lleva tropecientas descargas. Lo que son las modas, con sus verbos recién tuneados, antes, la música se escuchaba, ahora se descarga igual que un camión de hortalizas. 

En otoño, cabe cualquier hiperrealismo, porque otoño es la resaca de otro verano que se archiva, como una causa innoble, y lo peor que puede pasar es que se caiga Facebook o que Instagram se haga un esguince y nos deje sin alcahuetear el último posado de Edurne, por ejemplo. De toda la vida, se han caído las ramas de los chopos, los cómicos en el cine mudo o los abuelos justo antes de quebrarse para siempre. Ahora, sin embargo, se caen las quimeras, que van necesitando su prótesis de titanio y populismo para mantener su reputación intacta. 

Decíamos, pues, que sin redes no hay paraíso. Y sin dinero, tampoco. La prueba son todos esos tiparracos que esconden los billetes bajo el primer cocotero que encuentran. Los Papeles de Pandora, en cierto sentido, son la segunda entrega de los Papeles de Panamá, una repetición del chanchullo, por eso ya no indignan a casi nadie, porque este desfalco ya lo hemos visto antes. Lo que nos jode es que algunos trileros vayan impartiendo clases de ciudadanía. Y ya que hablamos de pantomimas, ¿qué me dicen del Nobel de Literatura? No hay manera de acertar una quiniela. Será que la mala suerte siempre sonríe a los mismos. 






sábado, 2 de octubre de 2021

El pijoaparte y otros oficios

 Así llega este entretiempo, con políticos que escriben y escritores que dan la brasa



Octubre. Se caen las hojas de los periódicos y un manto de noticias cruje bajo la indiferencia de los niños. Octubre, decíamos, es un mes que va perdiendo fuelle. Empezó octavo y ya es el décimo, o sea, antepenúltimo. ¡Ay los césares!, aparcan su nombre donde les da la gana. Del calendario romano pasamos al juliano. Luego vino el gregoriano para decorar las paredes de los talleres con sus chicas en cueros. El gregoriano, que es el nuestro, se acordó en un concilio, el de Trento, donde el palique fue muy solemne, como en el congreso del PP estos días, pero con más chicha. En la reunión de amigotes de Pablo Casado faltaba Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid es una influencer a tiempo completo, y ya saben que en la influencia importa mucho el decorado. Faltaba Ayuso, que está de gira por los Estados Unidos, y ha sobrado Sarkozy. La estrella invitada ha salido meme. Resumiéndolo a saco: el modelo a seguir, por lo visto, es un expresidente condenado por financiación ilegal y tráfico de influencias. En fin. También pasaba por allí Vargas Llosa. El Premio Nobel de Literatura sigue empeñado en enseñarnos cómo se vota, la misma semana que José Luis Rodríguez Zapatero publica ensayo sobre Borges. 

Así llega este entretiempo, con políticos que escriben y escritores que dan la brasa. Todo es cultura, incluida la propuesta esa de trabajar hasta los 75. La soltó el ministro de la Seguridad Social, argumentando que en España, vaya por Dios, "hace falta un cambio cultural", porque la cultura, como dice Javier Pérez Andújar, se ha convertido en la coartada perfecta. Y los chavales toman nota. De repente, hay un boom de la FP en España. Los jóvenes quieren ganarse la vida de lo que sea. Llegar a los 80, como mínimo, siendo productivos. Y ahora que el mensaje por fin ha calado, resulta que no hay plazas para todo el mundo. Antes había que hacer cola para una operación de menisco o para comprar un décimo en Doña Manolita; ahora, además, toca esperar para ser mecánico. Puede que la libertad también fuera esto, elegir la cola o el botellón donde echar el rato mientras alguien se preocupa, de una vez por todas y sin amarillismos, de los jóvenes en este país.




sábado, 25 de septiembre de 2021

Indiana Jones, salario mínimo y los santos inocentes

Antes se trabajaba para salir de pobre, o esa era la idea. Ahora, sin embargo, se trabaja para no caer en la más absoluta miseria, porque de pobre con pedigrí ya no se sale



Resumen de la semana: volcán y palomitas. Volcán, pirámide y neonazis, para ser concretos. ¿Lo último de Indiana Jones? No, España a finales de septiembre. Nos hemos pasado media vida preguntándonos qué nos llevaríamos a una isla y ahora resulta que lo importante era saber qué salvaríamos, precisamente, de una isla. El cargador del móvil, por ejemplo. Un, dos, tres, responda otra vez... Quiero decir que hay preguntas que están muy bien para acudir a un concurso de la tele, pero que no sirven para el día a día, porque el día a día es otro desahucio que avanza a cámara lenta. Ocurre con el salario mínimo, sube tan a miajitas que, en comparación con otros pufos, da tiempo de contemplar toda la voracidad que asoma. 

Por lo visto, 15 euros son un destrozo. Para la patronal es como tirar la hucha por la ventana. Y más con la que está cayendo. Sólo hay que ver a todos esos futbolistas que hacen cola para bajarse el sueldo por amor al fair play financiero. Siempre, eso sí, en riguroso streaming, que es como se cierran los nuevos simbolismos, ante notario y audiencia. Da igual que el jugador en cuestión, incluso después de podarse dos o tres Ferraris del apellido, gane en un año lo mismo que usted y yo en 25 reencarnaciones, lo que se lleva este otoño-invierno es el currante comprometido con el escudo de la empresa. Así, trabajar se va convirtiendo, poco a poco, en un oficio para bohemios. Y el frutero se mete a instapoeta. Y la comadrona se abre un OnlyFans. Y entre unos y otros abarrotan los platós de Telecinco, que son la quiniela de los imposibles. 

Antes, ya ven, se trabajaba para salir de pobre, o esa era la idea. Ahora, sin embargo, se trabaja para no caer en la más absoluta miseria, porque de pobre con pedigrí ya no se sale. Quizá, como pasaba con la pregunta chorras de la isla, lo más oportuno fuera darle la vuelta al cuestionario. Sexiste un salario mínimo ¿por qué no tenemos un salario máximo?, se preguntaba Enric González en la SerNo hablo de poner un tope, eso, ya lo sabemos, sólo provocaría una fuga de consejeros delegados camino del PSG. A lo mejor bastaba con algún tipo de baremo para fijar las diferencias salariales entre compañeros de la misma plantilla. Que el gran jefe, como mucho, cobrara mil veces más que el último becario, por partir de algún romanticismo. Puede que así algunas riquezas parecieran menos indecentes de lo que son. 

Decía Mario Camus (nos deja justo ahora que vuelve el cine de catástrofes) "que el señorito de hoy no está en el cortijo sino en el banco". Le faltó añadir, y en las tecnológicas, y en las gasísticas, y en los laboratorios o en cualquier otra carroña. Gerard Piqué, a propósito del mal juego del Barça, fue contundente: "Es lo que hay". Anoten la frase. Es la excusa perfecta.




sábado, 18 de septiembre de 2021

Entre cuentos y cuentas

La tertulia es el Benidorm de los expolíticos. Se planta el micro a primera hora de la mañana y se baila la conga al caer la tarde



La tertulia es el Benidorm de los expolíticos, se planta el micro a primera hora de la mañana y se baila la conga al caer la tarde. Tanto es así que hay políticos que parecen mejores políticos justo cuando dejan de serlo, cuando empiezan a lucir ese bronceado ideológico de jubileta con mucho tiempo para jugar al debate. Otros prefieren la poltrona del Ibex, lo que en fútbol se conoce como hacer los emiratos, un erasmus en toda regla para conocer nuevas culturas y tipos de cheque. Y finalmente están los emprendedores, que vienen en bufete o asesoría, gente con mucha agenda recorrida. Esta semana, por ejemplo, Miquel Gamisans ha fichado por Acento. ¿Quién? Miquel Gamisans, ex secretario de comunicación del Govern de Cataluña, ya ven que la política también tiene sus secundarios de lujo. ¿Y qué es Acento? Pues una consultora muy coqueta que montó en su día José Blanco, exministro de Fomento socialista, y a la que se incorporó de inmediato Alfonso Alonso, exdirigente popular en el País Vasco. Hasta aquí, todo los papeles en orden. Respetamos, por supuesto, que cualquiera se gane el pan con el sudor de su enchufe, lo que no nos gusta tanto, lo que nos repatea, es que nos tomen el pelo cuando viven de ese teatrillo campal que es la política, porque hay almas cándidas que todavía no saben que las escenas de riesgo son cosa de especialistas, y así, entre la transversalidad y el Imserso, va calando el cinismo. 

Ocurre, cómo no, que Gamisans también colaboraba en distintos medios. Forma parte del tiovivo, para llegar lejos en esta farándula hay que ser un forofo de los pies a la cabeza, habitar la grada de animación y corear todos los himnos. Por eso todo el mundo opina. De lo que sea, a ceño fruncido, para tener un plato de garbanzos el día de mañana. Y por eso, precisamente, es tan importante lo que hizo el entrenador del Liverpool, Jürgen Klopp, hará poco más de un año, durante una rueda de prensa. El técnico alemán se negó a hablar del coronavirus. Dijo que no estaba preparado para debatir sobre determinados temas. Toda una lección de humildad. Una lección, eso sí, no apta para quien quiera vivir del cuento.








sábado, 11 de septiembre de 2021

Masters del Universo

Los abuelos del futuro podrán explicar a sus nietos, orgullosos, que vivieron el martes, y el miércoles, y el jueves... con la luz más cara de la historia



Hay dos maneras de ver los pantanos, medio llenos o medio vacíos. Iberdrola, por ejemplo, los ve medio llenos, por eso los vacía. Se llama optimismo energético y marca el carácter de una época que acepta cualquier saqueo bajo la excusa más peregrina, porque el kilovatio sigue por las nubes, así que ya tenemos la primera conclusión de este curso: andar exprimiendo embalses no funciona. La cuestión es que no paramos de vivir días históricos. Antes, los abuelos tenían que conformarse con contar a sus nietos una batallita del Ebro o que una vez, de rebote, se cruzaron con Ava Gadner en la Gran Vía. Los abuelos del futuro serán otra cosa, podrán explicar, orgullosos, que vivieron el martes, y el miércoles, y el jueves... con la luz más cara de la historia. 

Pero nosotros, a lo nuestro. Iberdrola, mira por donde, era el capricho de Florentino Pérez antes que Camavinga. El presidente del Real Madrid y ACS (empresa megaconstructora) intentó hacerse con el control de la eléctrica. La guerra entre Iberdrola y ACS da para un coleccionable de otoño, y por ahí anda Villarejo, que no se pierde un chanchullo. Para no caer en manos de Florentino, el presidente de Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán, apostó por Qatar, que se ha convertido en el principal accionista de la compañía eléctrica. Además, impulsó la creación del Comité Empresarial Qatar-España, con la crème de la crème de las altas finanzas, entre otros, Joseph Oughorlian, presidente del grupo Prisa, o Javier Tebas, capitoste de la Liga y enemigo acérrimo de Florentino desde que intentó montar su competición para ricos (lo explica, mejor que nadie, Enric González en su columna Fuera de juego). Qatar -para los no futboleros- es el propietario del Paris Saint Germain, equipo todopoderoso que Florentino Pérez, cosas del azar, dejó fuera de su pachanga. Y ahí entra en escena Mbappé. El jugador francés es el último sueño erótico del nuevo Bernabeu. Y, visto lo visto, puede que su fichaje se convierta en un zasca entre los amos del universo. 

Durante un tiempo, sin embargo, la niña bonita de Qatar fue el Barça. Se vivía a tutiplén, con balones de oro para cada recogepelotas. Luego vino eso de la mala conciencia, que es un asunto muy noble, te permite romper con los emiratos en horario de partido y coquetear con el Kremlin en época de estelada. Todo, claro está, según el New York Times, que es ese panfleto mesetario que publica cualquier trola. El resultado de tanto idealismo es que primero desfiló Neymar y ahora se ha pirado Messi. De Neymar, precisamente, hemos conocido algunos detalles de su contrato. Al pastón que cobra del PSG, se suman todo tipo de primas, como un "bonus ético" para que sea simpático con los aficionados. 541.680 euros. Todos los meses. Ahí es nada. 

Fernando Fernán Gómez, que nunca llevó demasiado bien eso de ser un influencer, mandó a la mierda a un tipo que le pedía insistentemente un autógrafo. El señor en cuestión era un admirador, a lo que el actor (se cumplen 100 años de su nacimiento) replicó con vehemencia: "¡Pues déjeme de admirar!" Es lo mejor, sin duda, de no tener ciertas clausulas, que uno puede darse el gusto, incluso, de ser un maleducado mientras los señoritos juegan al PC Fútbol.



sábado, 4 de septiembre de 2021

Bye, bye, Kabul

Las promesas, como las frutas del súper, cada vez aguantan menos fuera del mitin 




¡Qué irse! ¡Qué desconsuelo tan esplendoroso! Se nos ha ido Messi tan bien que dan ganas de felicitar a Laporta. Cada vez que Laporta gana unas elecciones tiemblan los polígrafos. Hay quien gasta bromas el día de los Inocentes y quien gasta trolas para llegar a presidente de lo que sea. Primero fue Beckham y ahora esto. Se va uno al baño, apenas un segundo, lo que dura un agosto, y cuando vuelve no entiende ni papa. Se diría que las promesas, como las frutas del súper, cada vez aguantan menos fuera del mitin. Eso y que el fútbol ha cambiado de moneda -ahora se juega en petrodólares- y Ramos y Messi se han ido a hacer los parises, que es como hacer los emiratos pero sin tanto kilómetro de por medio. Lo llaman ecotravel y sirve para compensar futuros zarpazos de aeropuertos sobre zonas protegidas. 

Y mientras unos se piran, otros vuelven. La operación retorno nos trae a los talibanes. Los talibanes son aquella gente tan maja que ayudaban a Rambo a liberar al coronel Trautman. (Anecdotario: Telecinco contraprogramó Rambo III mientras el Barça ganaba su primera Copa de Europa en Wembley). Cosas de Hollywood. Un día invades un país porque da audiencia y al siguiente te largas porque ya nadie va al cine. Hacía tanto tiempo que no veíamos un avión en el telediario que se nos había olvidado que para coger altura tiene que arrojar al vacío a unos cuantos hombres. Será que no es lo mismo viajar en clase turista que con billete de refugiado. La imagen, la de los hombres cayendo como piezas maduras de un fuselaje que ya no funciona, recuerda a aquella otra de gente saltando por las ventanas durante los atentados de las Torres Gemelas. Desde entonces, han pasado 20 años repletos de chapuzas, una tras otra, para darnos cuenta, al fin, de que la democracia no es un McDonald's que puede abrirse en cualquier esquina.




domingo, 1 de agosto de 2021

Con chanclas y a lo loco

Dicen los que han tenido una experiencia cercana a las vacaciones que justo antes de morir hay quien ve pasar su Instagram por delante a toda hostia



Se nos está quedando un verano de mucha competición y poco público. Uno se va a la cama cuando amanece en Tokio, y se levanta con un oro en vacunación y otro en foso mixto. Lo del foso, ya me perdonarán los expertos, suena a peli de romanos, a leones con hambre, a pan y circo. Pedro Sánchez va pregonando que de los 1.463 compromisos que adquirió su gobierno, ya ha cumplido con el 33% -porcentaje ÑBA-. Lo bueno de prometer tanto es que nadie se aprende la lista completa, así que a la hora de rendir cuentas nadie se acuerda de cuál era el compromiso 834, por ejemplo. Había un famoso mago, érase una vez, cuando la magia todavía no era pop, que se colgaba medallas después de cada truco. Aquello era un ¡tachán!, esto es un publirreportaje. Como no hay muchas alegrías pendientes, toca jalear cada penalti córner como si fuera un diploma olímpico. ¿Y la oposición? A lo suyo. Bloqueando las instituciones como hacen los buenos demócratas. O practicando el nongratismo, que es otra esgrima con opciones de podio. Simone Biles, ya lo ven, habría necesitado un chute de arrogancia política. Por suerte, ahora toca broncearse, seguir el Sálvame de Corinna y sacar la tercera ristra de ajos para protegerse de la variante Delta. Son las vacaciones multinivel, ese estribillo, según el cual, mientras usted visita los siete rincones más exóticos de su pueblo, otro se pasa el toque de queda por la eslora del velero de José Luis Perales. Dicen los que han tenido una experiencia cercana a las vacaciones que justo antes de morir hay quien ve pasar su Instagram por delante a toda hostia, una secuencia finita de veranos perdidos con chanclas y a lo loco. (Feliz agosto).

 




sábado, 24 de julio de 2021

Tetralogía del verano incierto

Todavía hay quien no ha asimilado nuestra propia historia. Algunos consideran que la guerra civil tenía que ocurrir, ya saben, la República iba provocando... Eso sí, de la historia de las Antillas conocemos todo el repertorio



1.- Hay confinamientos que se ganan en los balcones y se pierden en los despachos. El nuestro, año y medio después, todavía colea. Llámenlo morriña. Dice el Constitucional que el estado de alarma es una cursilería. Para apocalipsis zombis, invasiones alienígenas o desatascos, tenemos el estado de excepción, mucho más hardcore, te permite desplegar una flota de portaviones en cada humedal o llenar de cazabombarderos el cielo de la España vacía. ¿Pero la denuncia no era porque el gobierno se había excedido? Pues ya ven, por lo visto, no fue para tanto. Según el Constitucional, no sólo no se excedió sino que se quedó corto. Y a partir de ahora, ¿qué? En la próxima gripe en lugar de sanitarios vamos a necesitar un bufete de abogados. Por suerte, siempre nos quedará Cuba. 

2.- Que en Cuba se pasa hambre (y otras cosas) ya lo cantaba Pau Donés, y nosotros lo tarareábamos sin ideología. El Caribe sólo nos preocupa si peligra la pulserita del todo incluido. Lo demás es demagogia, como siempre, como en Venezuela. Todavía hay quien no ha asimilado bien nuestra propia historia. Hablo, por supuesto, de la guerra civil, algunos consideran que aquello tenía que ocurrir, ya saben, que la República iba provocando... Eso sí, la historia de las Antillas, la sabemos al dedillo. ¿Qué está pasando en Colombia, Nicaragua, Haití o Sudáfrica? Eso, me temo, no vende. ¿Por qué es tan importante ser diplomático con Marruecos, cuna de las libertades, pero no con La Habana? La revolución siempre mola más desde el sofá de casa. Lo peor es cuando llega a tu calle. Entonces, más de uno pierde los estribos y se asoma al cenador para insultar a lo loco. Soltar, qué se yo, un tolili, por ejemplo.

3.- Han pillado a Florentino en versión macarra, con el insulto encuerado, como un pandillero en el musical de Grease. La prueba son unos audios que se grabaron de extranjis, o sea, a micrófono oculto, lo que viene siendo deporte nacional en los últimos tiempos. A lo que vamos, Florentino insulta que da gusto. Las grabaciones son del catapún y eso nos mete en otro debate: ¿Cuánto tarda en prescribir un insulto? De todo lo que se ha filtrado, lo más preocupante, tal vez, es la capacidad que tiene el presidente del Real Madrid de toquetear el periodismo, de poner o quitar nombres según le sale del palco. Y sin embargo de lo único que se habla es del piropo en arameo. Tolili. ¡Uy lo que ha dicho! Tolili, como escribe José F. Peláez en ABC, es un insulto de la familia gilipichis o jopetas. Se aprende, claro está, en las escolanías más chungas. Con empresarios así, dan ganas de compartir velada en la quinta luna de Júpiter.

4.- Ahora para ser alguien hay que tener un cohete aparcado en la puerta. Ha comenzado el desmadre espacial, que tiene pinta de los autos locos pero en plan megapijo. Para colmo, los marcianos no piden PCR. Así que puede viajar cualquiera. Cualquiera con 23 millones de euros en la riñonera. Puede que la Generalitat financie algún billete con dinero público. Hecha la ley, hecho el lío. Miren la sala de plenos de Barcelona. Obligada por el Supremo, Ada Colau, con mascarilla republicana, ha puesto un retrato del rey muy pequeñito, parece un liliputiense. Todo son gestos, mímica barata, politiqueo cutre. Dice Pedro Sánchez que quiere que España sea el Hollywood de Europa... Y en esas estamos, creando nuestro propio archivo de tomas falsas.



 










 









sábado, 10 de julio de 2021

¡No me toquen los chuletones!

Lo más reciente en populismos ibéricos es señalar con el dedo a quien no come panceta y a los editores de las revistas satíricas



A Ayuso se le ha quedado pequeño el Bernabeu y ya sueña con debutar en la Torre Eiffel, junto a Sergio Ramos. O, como poco, en la Moncloa. Por eso negocia de tú a tú con el presi. Le ha pedido que Madrid tenga paseo marítimo, un Falcon con combustible y más parné para defender el idioma. Lo que está en juego, ni más ni menos, es un cambio de régimen. Los Frankenstein, ya lo saben, nos quieren hacer vegetarianos. ¡Carnívoros del mundo -Simba, Mufasa, Chicote-, uníos! Igual que se fingen orgasmos, se adulteran debates. El de esta semana va de chuletones. El ministro de turno ha recomendado reducir el consumo de carne y se ha liado la guerra mundial Z. Ha tenido que salir el presi a decir que él, el Big Mac lo prefiere al punto. Y eso que en aquella novela de ciencia ficción que nos presentó hace unos días, España 2050, dibujaba ciudades como vergeles, repletas de acacias, enchufes para los coches y patas de jamón impresas en 3D, lo que demuestra que el futuro no se lo creen ni los que escriben el horóscopo. 

Lo raro, tal y como está el rancho, es que los amigos de la barbacoa no hayan filtrado todavía el guasap del ministro. Lo más reciente en populismos ibéricos es señalar con el dedo a quien no come panceta y a los editores de las revistas satíricas. 

Para colmo, cierto periodismo que se rasga las vestiduras por el sector cárnico es el mismo (o casi) que pide prudencia con el asesinato de Samuel Luiz. La homofobia, por lo visto, no requiere tanta denuncia. Han matado a un joven al grito de maricón, pero igual no es lo que parece. Podía haber sido al grito de puta, negro o sudaca, cualquier motivo es válido para una jauría -los cobardes siempre cazan en grupo-. También podría ser, como escribe Sergio C. Fanjul, "que el motivo por el que asesinaron a García Lorca fuera el desacuerdo con su poética". Lo importante, para algunos, es demostrar que el crimen sólo fue un crimen, el típico linchamiento, gajes de la madrugada... Así, libres de pecado, ya podemos centrar de nuevo el debate. En este país sólo hay un problema y se llama Cataluña.











sábado, 3 de julio de 2021

Noche de fiesta

Julio es un mes con nombre de cantante y chupinazo económico. Dices julio tres veces y baja el paro en 200.000 camareros



Julio es un mes con nombre de cantante y chupinazo económico. Dices julio tres veces y baja el paro en 200.000 camareros. Si eres joven, vas a vivir peor que tus padres, tus abuelos, el homo heidelbergensis o el coyote del correcaminos. Y si eres baby boomer, ya ni te cuento. No hay pensiones para todos. Sólo para los ventrílocuos. Ahora, todo el mundo reniega de Macario, pero en su día fue paleto nacional. En aquella España de pechuga y felpa, los muñegotes tenían más libertad de expresión que los raperos. Y había dos ventrílocuos de cabecera: José Luis Moreno y Mari Carmen. También, dos niños Disney: Joselito y Marisol. En este país, ya ven, la paridad siempre se ha llevado a rajatabla. ¡Toma Moreno! Así se falsea el No-Do. Lo apunta Carlos Zanón en La Vanguardia, el día menos pensado nos cuelan que el nazismo fue una guerra entre alemanes vestidos de Hugo Boss y otros que iban con ropa sin marca. O que Franco ganó las elecciones. Será, más o menos, cuando la Historia y el resto de Humanidades se hayan ido al garete en los planes de estudio. Total, aprender el pasado es para gente sin ánimo de lucro.

Y hablando de negocios, Messi se ha quedado sin equipo, podría ficharlo cualquiera, incluida Ayuso, que busca académicos para difundir el español por el callejón del Gato junto a Toni Cantó. Lo que son los mamoneos. El año pasado por un burofax casi nos confinan, y este año, nada, tan tranquilos, de megabrote en Mallorca, donde unos chavales denuncian que los han secuestrado por hacer que rule el virus. Pobrecillos. Los metes en una chabola de Guadalix y te montan un reality, pero los obligas a hacer cuarentena y se moviliza hasta Save the Children como si fueran presos de Guantánamo. España se parece cada vez más a una peli de Torrente. Y no es ningún piropo.











sábado, 26 de junio de 2021

Sin mascarillas y a lo loco

Baja el IVA de los presos, indultan a las eléctricas y ya se permite el toples de boca. ¡Esto es Jauja! No, es el Liceu, hay ganas de hacer el calor y no la guerra



España hecha jirones, como una canción de Malú, y Vox, vendiendo alarmas. El sanchismo reparte concordia y superluna de fresa a domicilio. Hay ganas de hacer el calor y no la guerra. En capítulos anteriores: baja el IVA de los presos, indultan a las eléctricas y ya se permite el toples de boca. ¡Esto es Jauja! No, es el Liceu, curas y patronal coreando la traviata del socialismo. ¿Eh? Por suerte, siempre nos quedará Aznar. Míster torso ibérico rezuma españolitis por los oblicuos, y pide a la gente de bien que deje de jugar al pádel y de acudir a la ópera. Pero esto es un cachondeo. Al PP no me lo conocen ni en Génova. De repente, antimonárquico, anticlerical y anticapitalista, ¡vaya!, así empezó la burguesía catalana. Esto acaba con Ayuso pidiendo un referéndum sobre la independencia de Telemadrid

Por cierto, qué decía José Mari, señor de las Azores, mientras gobernaba. Veamos. 26 de septiembre de 1998, mitin en San Sebastián, diez días después de que ETA decretase un alto el fuego: "Ahora lo que toca es la paz. Sólo la paz y nada más que la paz. Construir la paz es lo más importante. Es fundamental construir la paz sobre una base sólida pero, a la vez, flexible. Queremos que la paz que se construya sea habitable, no para la mitad de los vascos sino para todos ellos (...) Apuesto por el diálogo y la responsabilidad compartida". ¡Viva el espectáculo! ¡Y Nuestra Señora de la Hemeroteca! A diferencia de lo que pasa ahora, todos los partidos fueron a una. También, la mayoría de medios.

¿Alguien da más? Prisión de Lledoners, momentos antes de la saga/fuga de los indultados. Los presos independentistas discuten, cuando nadie mira, si posan ante las cámaras con cara de entierro o con aire de Canaletes. O sea, Segadors y método Stanislavski por un tubo. Al final, desmadre y pancarta de "freedom for Catalonia", que era el grafiti oficial de Barcelona 92. Tanto jaleo para acabar conmemorando los 29 años de los Juegos Olímpicos. Ya lo avisó Billy Wilder en Con faldas y a lo loco: "Nadie es perfecto". Ni siquiera, los más patriotas.

sábado, 19 de junio de 2021

Volando voy

Mañana, por lo visto, es el día más feliz del año. Últimamente, todo son noticias Disney. La semana que viene, por ejemplo, nos bajan la mascarilla, ¡illa, illa, illa! A este ritmazo, vamos a parecer Bután, el país que mide su PIB con emoticonos de la risa 



Mañana, por lo visto, es el día más feliz del año. Últimamente, todo son noticias Disney. El rey y Pere Aragonès se han hecho un medioselfi y la semana que viene nos bajan la mascarilla, ¡illa, illa, illa! A este ritmazo, vamos a parecer Bután, el país que mide su PIB con emoticonos de la risa. El yeloudey rivaliza con el día más triste, que cae en la cuesta de enero y tiene, según dicen, color pitufo. La guasa, como ven, va de colores. Uno se afilia a un color, igual que un pintor atraviesa una etapa -la etapa azul de Picasso, por ejemplo-. No es lo mismo la vie en rose de Édith Piaf que el hombre del traje gris de Joaquín Sabina. 

La cromoterapia, tarde o temprano, lo salpica todo, desde las mechas de los futbolistas a los toldos de los kioscos. Los kioscos, los pocos que van quedando, son la biblioteca de los lectores con prisas. Como ya (casi) nadie lee a Marco Aurelio, o a Montaigne, ahora más que opinión tenemos línea editorial. El kiosco y la iglesia solían compartir día festivo, es decir, al kiosco y a la iglesia se va (o se iba) fundamentalmente en domingo, que es un día para el relajo, por eso, cierto periodismo va acomodando los titulares para que el suscriptor (barra) devoto se sienta como en casa, libre de pecado. El hogar, para que sea de revista, es ese lugar que puede recorrerse a oscuras sin miedo a tropezarse, igual que algunos periódicos, que podrían leerse con la luz apagada.

Quiero decir que la información va por barrios, y que los medios (no todos) se emperran en demostrar de qué color es el mundo. Sin matices. PuntoHace poco más de un año, durante el confinamiento, las abubillas volvían a colgar sus nidos en nuestros balcones y los tigres de Bengala se paseaban por las calles desiertas de Albacete. Habíamos aprendido la lección. O eso decíamos. Íbamos a ser mucho más cuidadosos con el planeta, y ya estamos hablando, otra vez, de ampliar aeropuertos.

 




miércoles, 16 de junio de 2021

El club de la comedia

Parece que hay una carrera por ser carne de meme. Se diría que los políticos han encontrado un filón en eso de hacer el ridículo, y ahí andan, derrochando humores



Parece que hay una carrera por ser carne de meme. Los nominados al mejor chiste son la Ayuso republicana y el Pedro Sánchez del récord guinness en palabras por segundo. Se diría que los políticos han encontrado un filón en eso de hacer el ridículo, y ahí andan, derrochando humores. La nueva OTAN -como la vieja- también tiene protocolo de chascarrillo. Le afean a Pedro Sánchez su verborrea de esprínter, como si fuera el primer presidente que se pirra por un papel en Hollywood. Tiene mucho que ver con nuestra manera de chapurrear la diplomacia. En medio minuto -ya lo saben- Pedro Sánchez rajó con Biden sobre la falta de gol de Morata, el problema con el césped de La Cartuja y no sé qué del beso de JLO y Ben Affleck. Es otro caso, evidente, de político contra el crono. Con 30 segundos -centésima arriba, céntesima abajo-, Puigdemont hubiera montado y desmontado tres estanterías modelo Ítaca.

Antes, los presidentes solían tener carisma, ahora tiran de perfil para colgar los selfis. Forma parte del carpe diem político. Se lleva lo breve. Y por lo mismo, vuelve la Constitución que se lee como el MarcaLa Constitución tiene apenas 50 páginas (versión millennial), le falta alguna foto, es verdad, pero lo compensa con mucho tabulador. Además, permite hacerse un Woody Allen, quiero decir que aunque no te la leas porque se haya agotado en Amazon, sabes que trata de España, igual que Guerra y Paz va sobre Rusia. 

Lo peor, precisamente, puede ser ojearla. Pone cosas tan radicales que parece El Libro Rojo de Mao, recuerden, todos los españoles tienen derecho a trabajar y "a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo". O -ésta es muy buena-, todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna, "los poderes públicos establecerán las normas pertinentes (...), regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación". O sea que aquí todo quisqui, no sólo los indepes, se pasa el cotarro del 78 por el arco de triunfo, lo que provoca graves consecuencias. El pasado lunes, en Barcelona, se suicidaba un hombre por culpa de un desahucio. Dicen los jueces que no aportó la documentación necesaria, como si vivir fuera un formulario. Es una tragedia que en este país se despache con tanta rapidez cualquier amiguismo -las cumbres bilaterales, las romerías en Colón, los indultos...- y que nadie mueva un dedo por arreglar lo que realmente importa.




sábado, 12 de junio de 2021

Colonoscopia nacional

Ser español consiste, sobre todo, en pelearse mucho por temas trascendentales como si la tortilla de patatas debe llevar o no cebolla



¿Qué es España?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. Así de becqueriano se nos ha quedado el finde. Se lleva la PCR de españolidad. Y dentro de poco, para ir a la playa cruzando ruralismos, el pasaporte de buen patriota. Les han preguntado a los chavales de la Comunidad Valenciana en qué consiste, precisamente, eso, ser patriota -la Selectividad nunca decepciona- y los profesores se han escandalizado porque han descubierto de sopetón que el sistema educativo tiene truco, o dicho de otro modo, que el sistema educativo es el recreo de la política. Hace unos días, a Laporte, central afrancesado del City, le preguntaron más o menos lo mismo. Ahora, para ir a la Eurocopa, se necesita nota media y pinchazo de JanssenSupongo que a Mbappé cuando fiche por el Real Madrid le preguntarán por los goles de Rodrigo Díaz de Vivar. Luego, si pasa la prueba, se besará mucho el escudo, como besaban las madres los retratos de sus hijos muertos en la guerra, y todos contentos, porque el fútbol es la misa civil de los domingos. 

Que Cataluña sea otra vez trending topic significa que vuelve el público a los estadios, también los ultras. Lo de mañana en Colón, por ejemplo, es un ensayo general de la pretemporada que asoma. Ser español consiste, sobre todo, en pelearse mucho por temas trascendentales como si la tortilla de patatas debe llevar o no cebolla. Otra cosa es el falso nacionalismo. Ahí lo que abunda es la desvergüenza. Lo vimos en Murcia. Hablamos de la región con más fracaso escolar y una de las que menos invierte en educación, y ¿qué ha hecho el gobierno de turno después de una moción de Vox con los votos a favor de PP y Ciudadanos? -¡Vaya los del reencuentro!-. Poner el himno a todo trapo y ondear banderas, la mejor solución, sin duda, para que los alumnos aunque no sepan hacer la o con un canuto se sientan, eso sí, muy patriotas. Así, cuando lleguen a futbolistas de primerísimo nivel sabrán tararear lo que toca, da igual la camiseta: "Siempre he soñado con vestir estos colores".





miércoles, 9 de junio de 2021

La culpa fue del chachachá

Conclusión: la subida del salario mínimo destruye empleo. O sea, que bajarlo es beneficioso para la economía. De hecho, si no se pagasen sueldos, todo el mundo tendría trabajo, pero eso se llama esclavitud



Ha hablado el Banco de España. Amén. El Banco de España es ese lugar donde todavía te cambian pesetas con la cara de Franco y, de vez en cuando, se ruedan escenas de La casa de papel, ya saben, la Bella Ciao y Dalí en un 2x1, ¿quién da más? Pues bien, decíamos que ha hablado el Banco de España. Pocas cosas se esperan en este país con más entusiasmo, los cuartos de las Campanadas o el turno de Blas Cantó en Eurovisión, pero para de contar. ¿Y qué ha dicho? Que la subida del salario mínimo hasta los 900 euros provocó "un menor crecimiento del empleo", en concreto, pudo tener un coste de entre 94.000 y 172.000 puestos de trabajo menos. Los más afectados, según el estudio, los jóvenes y los mayores de 45. ¡Han cantado bingo! 

Sorprende la cifra. Es como si vas a comprar un yate (lo típico entre quienes ganan la friolera de 900 euros al mes) y te dicen que te puede costar entre 20 y 38 millones. Así no hay manera de calcular la hipoteca. De este tipo de informes se espera, al menos, precisión. Quiero decir que si el Banco de España hubiese dado la cifra exacta de puestos de trabajo perdidos por el subidón del SMI -127.214, por ejemplo-, nadie hubiera dudado. Y ya ni les cuento si llegan a meter algún decimal, los decimales son como el perejil para Arguiñano, dan veracidad y sabor al asunto, pero esa manera de tantear a lo loco deja una sensación como de trabajo entregado fuera de plazo, con mucha bibliografía del Rincón del Vago. 

En realidad, incluso a su pesar, el estudio constata que la subida del salario mínimo tampoco fue tan demoledora como le hubiera gustado a alguno, pero para eso hay que leérselo entero y aquí no hay quien se lea entero ni un guasap con emoticonos, imagínense un informe, como mucho, cuatro frikis que no son capaces de inventarse una noticia. Además, el Banco de España viene de donde viene, de no dar una, ni con la crisis de 2008, ni con las preferentes, ni con las revolving, ni con las cláusulas suelo, ni con el cobro de comisiones ilegales por parte de la banca... Y así podemos seguir hasta mañana, como para tomárselo en serio. Pero el capitalismo borroka tiene más que suficiente para tirarse a la yugular. Conclusión repentina: la subida del salario mínimo destruye empleo. O sea, que bajarlo es beneficioso para la economía. De hecho, si no se pagasen sueldos, todo el mundo tendría trabajo, pero eso se llama esclavitud. 

Y los gurús ya van preparando el terreno para cuando toque reducir nóminas, pensiones, pagas de los domingos y aguinaldos. A lo peor, volvemos al trueque. Lo importante, repiten, no es lo que se cobra sino ser feliz, como si cobrar mucho fuera de macarras. En el futuro (lo dice Nostradamus, no sé dónde, pero para el caso seguro que acierta lo mismo que si lo dijera el Banco de España) los trienios se pagarán en lotes de aromaterapia. Y todos la mar de contentos con un sueldo paupérrimo a cambio de que reine el buenrollismo sindical. Quizá la revolución de las sonrisas iba un poco de esto. Por si acaso, vayan pidiendo hora al dentista, no sea que cuando les venga el recibo de la luz, les entre la risa tonta.















sábado, 5 de junio de 2021

El mal querer

Las ruedas de prensa son el periodismo precocinado. Mucho titular y pocas nueces



Popurrí semanal: se ha vendido una escultura que no existe, Ayuso prepara la segunda entrega de la Movida (sólo para suscriptores) y ya ha caído, como un gol en Las Gaunas, el primer indulto. Lo de la escultura es moraleja. Como nadie quiere una figura ecuestre cerca de su garaje, lo mejor para adornar la rotonda de la esquina es el timo del arte contemporáneo. Y ahí entra Ayuso para contrarrestar vanguardias. Lo de Ayuso es nostalgia por los pegamoides. La Movida fue el macrobotellón del posfranquismo. Más o menos lo de ahora pero con el pelo cardado. Para colmo, llevaba el sello de Tierno Galván, un marxista que gobernó Madrid con el apoyo de los comunistas, así que o Ayuso está mutando o estamos ante el primer caso de apropiacionismo político, ¿será Ayuso la nueva Rosalía? Que hablen los que saben, los flamencos de toda la vida, quiero decir, los electroduendes. Y con el ochentéame en marcha, llegamos a los indultos. El gobierno ya ha concedido el primero, sin ruido, casi por la escuadra. La agraciada ha sido una exconcursante de Mujeres y Hombres y Viceversa que tuvo no sé qué lío en una discoteca. Veremos cómo afecta la medida entre los fans de Colón.

Son las dudas que trae el trending topic. Y más allá, Naomi Osaka. La japonesa se ha retirado del Roland Garros. No estaba lesionada, simplemente, no quería participar en el circo mediático de las ruedas de prensa, confiesa que le provocan ansiedad. ¡Vete al médico!, le gritan los machotes. Los profesionales de ahora, ya ven, tienen que ser multiusos, lo mismo sirven para la tierra batida que para la retórica. Las ruedas de prensa, queda dicho, son el periodismo precocinado. Mucho titular y pocas nueces. A la rueda de prensa se va por contrato o por comodidad. Nada de réplicas. Por eso está aumentando el número de monologuistas en nómina. Ahí tienen a toda una ministra, Carmen Calvo, tirando de feminismo eléctrico cuando le preguntan por la subida de la luz -lo importante "no es a qué hora se pone la lavadora sino quién la pone"-, o a José Luis Ábalos comparando a Oriol Junqueras con Nelson Mandela. 

Deberían ser los medios, en muchos casos, los que aprendieran de la tenista nipona. Hay farsas en las que es mejor no participar. Para eso están los códigos éticos, aunque ya sabemos que los códigos también se cambian. Lo ha hecho Laporta en el Barça para fichar a su hermana como responsable de Inclusión y Diversidad. Otro ejemplo, uno más, de arte contemporáneo. 











miércoles, 2 de junio de 2021

Adivina quién paga

Mask Singer es ese programa donde cada lunes se deshidrata un famoso. Que aparezca la Preysler marca un hito, quiere decir que nadie está salvo del recibo de la luz. Si toda una virreina del Ferrero se apunta a las listas del karaoke, qué no le tocará hacer a la clase trabajadora, la que no tiene un mayordomo que se llama Ambrosio



Estrenar factura siempre es un acontecimiento. Uno va por la calle, luciendo factura nueva, recién salida del buzón -full equip, oiga-, haciéndose mucha autofoto para que quede bien claro que uno es buen pagador y mejor vecino, capaz de vender un riñón, si la cosa se pone chunga, con tal de que tecnológicas, bancos y eléctricas se sientan tan a gustito como Ortega Cano en una boda. Yo mismo estoy escribiendo este artículo en horario llano pero puede que usted lo lea en mitad del valle o en hora punta. Antes, el día se dividía en AM y PM, lo que ya era una modernez, ahora los niños, en la telescuela, estudian dónde invertir en criptomoneda y las nuevas horas canónicas según el recibo eléctrico. De lo que se trata, para que nos entendamos, es de tener jet lag sin salir de casa, democratizar la ojera, acudir el martes al curro con pinta de guiri en Magaluf por culpa de la ropa de color. Y no se queje, que ha salido usted muy quejica, otros las están pasando más canutas. Mire el Madrid, el Real por supuesto, ha sacado del museo de cera a Carletto. Y qué me dicen del Barça, iba a fichar a Haaland y se conforma con Agüero, que era buen futbolista cuando Guardiola todavía estaba en la autoescuela sacándose el carné de gurú de los banquillos. O la Preysler, de musa de Porcelanosa y virreina del Ferrero Rocher ha pasado a disfrazarse de mascota de la Puerta del Sol en Mask Singer. Mask Singer es ese programa donde cada lunes se deshidrata un famoso. Que aparezca la Preysler marca un hito, quiere decir que nadie está salvo del recibo de la luz. Si toda una primera dama del Nobel de Literatura se apunta a las listas del karaoke, qué no le tocará hacer a la clase trabajadora, la que no tiene un mayordomo que se llama Ambrosio. Y no hemos hablado del problema de la vivienda o del mercado laboral. Lo dejamos para otros botellones, ya, si eso, en 2050. Menos mal que estábamos en manos del socialcomunismo. Hay analistas que valen su peso en kilovatios.

sábado, 29 de mayo de 2021

Friends, Colón y Felipe González

Los indultos son el tema del verano. Antes, el tema del verano era 'La barbacoa', de Georgie Dann, pero ahora, los políticos y los expolíticos acaparan todos los programas con hormigas de felpa y las listas de Spotify 



Semana de regresos. Han vuelto Friends, Colón (la foto) y Felipe González. La nostalgia es un buen negocio porque hace que nos creamos que cualquier gobierno pasado fue mejor. Lo mismo que Felipe González, nuestro mejor nostálgico, con permiso de Guerra y Aznar. El felipismo escogió El Hormiguero, un programa de entretenimiento, para hablar de indultos. Los indultos son el tema del verano. Antes, el tema del verano era La barbacoa, de Georgie Dann, pero ahora, los políticos y los expolíticos acaparan todos los programas con hormigas de felpa y las listas de Spotify. De lo que estamos hablando, en el fondo, es de libertades -vaya, como en las elecciones de Madrid-. Aquello iba de baretos y esto de cárceles, pero es la misma rumba. Sobre los indultos se ha escrito muchísimo en apenas cuatro días. Sabemos tanto, gracias a la literatura, que parecemos jueces del Supremo. El Tribunal Supremo, por cierto, ha dicho que nanay. Lo que ocurre es que ha exagerado tanto la pose que ya no queda claro si en este país hay políticos que quieren hacer de jueces o jueces que se creen políticos. De los seis magistrados que firman el informe, "cinco fueron elegidos por vocales del Poder Judicial aupados por el PP" (lo explica Ignacio Escolar en ElDiario.es). 

Luego está todo eso de que España se rompe, lo que nos lleva, otra vez, a la foto de Colón. En 150 años de indultos no se ha roto nunca, pero por si acaso, el PP ya está recogiendo firmas, como en 2006, cuando lo del Estatut, lo que dio pie, más tarde, al 1 de octubre, o sea, que no salimos del bucle. Para que no se rompa la noche, por favor que no se rompa, Vox tiene la receta: mucho himno en las escuelas. Ya saben que la educación sexual es adoctrinamiento, pero la bandera y el retrato del rey son pedagogía futurista. La primera vez que sonó Resistiré en un balcón, durante el confinamiento, fue emocionante, a partir de la cuarta, un castigo insoportable. Quiero decir que nadie ha hecho tanto contra los símbolos nacionales como la escuela franquista. Sorprende, además, que los partidos supuestamente católicos, apostólicos y romanos, los de misa de domingo, en materia religiosa prefieran al Clint Eastwood de Sin perdón antes que la indulgencia, aunque visto lo visto en Ceuta, algunos tendrían que volver a la catequesis. Los indultos, ya ven, tienen algo de acto de fe. Recuerdan, en cierto modo, aquel talent show que se montó Pilatos en Judea. Fue la primera vez que se ejerció el televoto. Como no había guasap, se hizo por aclamación popular. Ganó Barrabás. El resto es Semana Santa. 

Y llegados a este punto cabría preguntarse a quién beneficia que las cosas no se arreglen. La derecha y los independentistas vivieron de lujo durante el conflicto. Casi nadie, ni de un lado ni del otro, movió un dedo por solucionar un problema político que acabó degenerando en un barullo judicial y en la reaparición de la extrema derecha. Puede que el indulto no sea la mejor de las opciones -y encima la plantea Pedro Sánchez, que hace y deshace como un galán de fotonovela-, pero al menos es un gesto. Para empezar, desmonta el victimismo de Waterloo; para acabar, facilita el diálogo sin necesidad del vis a vis. Europa no se tragó el cuento del golpe de estado, así que ¿cuál es la propuesta que tienen los nacionalistas para convencer a la media Cataluña que quiere pirarse? ¿Más piolines cada vez que saquen las urnas? 

Esto no es una lucha entre quienes quieren romper España y los que pretenden salvaguardarla, esa es una visión miope. La lucha es entre quienes quieren mantenerse en el poder a toda costa y los que quieren llegar a gobernar cuanto antes. Mientras tanto, para comprobar lo mal que envejecen algunos mitos, siempre nos quedará Friends.